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Y así

  Y así puedes apoyarte confiadamente en este limpio impulso del amor que brota de tu corazón y seguirle donde te lleve, pues es tu guía seguro en esta vida y te llevará a la gloria de la venidera. Este pequeño amor es la esencia de una buena vida y sin él nada bueno es posible. Básicamente, el amor significa una radical y personal entrega a Dios. Esto supone que tu voluntad está armoniosamente sintonizada a la suya en una permanente alegría y entusiasmo por cuanto él hace. La nube del no saber. Anónimo

Si me preguntas

  Si me preguntas ahora qué clase de moderación has de observar en la obra de la contemplación, te responderé lo siguiente: ninguna. En todo lo demás, como el comer, beber y dormir, la moderación es la regla. Evita los extremos de calor y frío; guárdate contra el exceso por más o por menos en la lectura, la oración o el compromiso social. En todas estas cosas, repito, sigue el sendero del medio. Pero en el amor no guardes medida. En realidad, desearía que nunca cesaras en esta obra del amor. La nube del no saber. Anónimo

Sumérgete

Sumérgete en la realidad espiritual de que te habla, pero sin ideas precisas de las obras de Dios, sean grandes o pequeñas, espirituales o materiales. No consideres ninguna virtud en particular que Dios pueda enseñarte con su gracia, sea la humildad, la caridad, paciencia, abstinencia, esperanza, fe, moderación, castidad o pobreza evangélica. Porque, en cierto sentido, para el contemplativo todas son lo mismo. Él encuentra y experimenta todas ellas en Dios, quien es la fuente y esencia de toda bondad. El contemplativo ha llegado a comprender que si posee a Dios, posee todos los bienes, y por eso no desea nada en particular sino sólo al buen Dios mismo. Y tú también debes hacerlo así, en cuanto te es posible con su gracia. Que esta palabra represente para ti a Dios en toda su plenitud y nada más que la plenitud de Dios. Que nada sino Dios predomine en tu mente y en tu corazón. La nube del no saber. Anónimo

Has de sumergir

  Has de sumergir tu ser en la realidad espiritual significada por la palabra «pecado», no insistiendo, sin embargo, en una clase particular de pecado tal como el orgullo, la ira, envidia, codicia, pereza, gula, lujuria o cualquier otro pecado, sea mortal o venial. Pues, para un contemplativo, ¿qué importa la clase o la gravedad del pecado? A la luz de la contemplación cualquier cosa que le separa de Dios, por leve que sea, aparece como un mal atroz y le roba la paz interior.     La nube del no saber. Anónimo

Cualquier alma

Cualquier alma que primeramente se haya instruido en las cuestiones morales y luego se haya ejercitado también en las de la naturaleza (…): enmienda de las costumbres, conocimiento de las cosas y disciplina íntegra, un alma tal atrae a sí al Verbo de Dios, y Él se deja atraer de buena gana, pues viene con grandísimo placer a las almas instruidas, y con gran condescendencia acepta y  bondadosamente concede que ellas le atraigan. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Como es obvio

  Dios, como es obvio, lo sabe todo y nada puede quedar oculto a sus ojos, sea material o espiritual. Pero, por ser espíritu, algo que se ha introducido a fondo en el espíritu es para él más claro y evidente que lo que se mezcla con las emociones. Y por eso lo espiritual es algo connatural a él. Por esta razón creo que cuanto más enraizado está nuestro deseo en las emociones, se encuentra más alejado de Dios que si surgiera simplemente de la actitud gozosa de un espíritu puro y profundo. La nube del no saber. Anónimo

Cuando las almas

Cuando las almas hayan atraído a sí al Verbo de Dios y lo hayan introducido en sus sentidos y en sus inteligencias y hayan sentido la suavidad de su encanto y de su olor; cuando hayan percibido la fragancia de sus perfumes, a saber: cuando hayan conocido la razón de su venida, las causas de la redención y de la pasión y el amor que movió al inmortal a llegar hasta la muerte de cruz por salvar a todos, estimuladas por todo esto como por el olor de un perfume inefable y divino, las doncellas, esto es las almas llenas de fuerza y de vivos entusiasmo, corren en pos de Él y al olor de su fragancia, y no despacio y con paso tardo, sino apresurándose con veloz carrera y total diligencia. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Una razón

  Una razón que tengo para aconsejarte que ocultes el deseo de tu corazón de los ojos de Dios es que, cuando tú lo ocultas, más clara y realmente lo ve él. Al ocultarlo consigues tu propósito y ves tu deseo cumplido antes que por otros medios que pudieras discurrir para atraer la atención de Dios. Otra segunda razón es que quiero que vayas independizándote de tus constantes emociones y que llegues a experimentar a Dios en la pureza y profundidad de tu espíritu. Finalmente, quiero ayudarte a anudar el nudo espiritual del amor ardiente que te atará a Dios en comunión de ser y de deseo. Pues, como sabes, Dios es espíritu, y todo aquel que desea unirse a él ha de entrar en la verdad y la profundidad de una comunión espiritual que trasciende con mucho toda representación terrena. La nube del no saber. Anónimo

Cada alma

  Cada alma atrae y toma para sí al Verbo de Dios según el grado de su capacidad y de su fe. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Cuando Tu nombre

  Cuando Tu nombre se hizo perfume derramado, llamaron, no aquellas almas añosas y revestidas del hombre viejo, y las llenas de arrugas y de manchas, sino las doncellas, esto es, las almas que están creciendo en edad y belleza, que cambian constantemente y de día en día se van renovando y se revisten del hombre nuevo que fue creado según Dios. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Estamos ciertos

Estamos ciertos de que el Espíritu Santo quiso que en las Divinas Escrituras la naturaleza de los misterios estuviera encubierta y no expuesta abiertamente y a la vista de todos. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

El Padre

El padre conoce, efectivamente, la capacidad de cada alma y sabe en qué momento, a qué alma y que besos de su Verbo debe dar, esto es, en los pensamientos y en los sentimientos. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Tu corazón

Tu corazón y tu mente, esposo mío, es decir, los pensamientos que hay dentro de ti y la gracia de la doctrina, son mejores que todo el vino que suele alegrar el corazón del hombre. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Ojalá

  ¡Ojalá, tras contemplar la belleza del Verbo de Dios, seamos capaces de abrazarnos en saludable amor por Él, de suerte que también se digne a amar a esta alma a la que ha visto ansiosa de Él! Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Él progresa

Él progresa por nosotros y en nosotros. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

YO

  Yo no creía a los que me hablaban, hasta que he venido y mis ojos han visto: ¡Y hallo que ni la mitad me habían contado! Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Cada vez

  Cada vez que en nuestro corazón hallemos, sin ayuda de mentores, algo que andamos buscando acerca de las doctrinas y pensamientos divinos, creamos que otras tantas veces nos ha besado el Esposo, el Verbo de Dios.   Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Quien se dedica

  Quien se dedica a la filosofía divina no puede poseer en la tierra nada propio, sino que siempre debe estar avanzando no tanto de un lugar a otro, cuánto del conocimiento de lo inferior al conocimiento de lo perfecto. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Si en nuestra

Si en nuestra lucha contra el diablo fallamos frecuentemente, no cabe duda de que la causa es nuestra carencia de aquel amor que nunca falla. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Nada hay

Nada hay, pues, que no aguante el que ama perfectamente. Al contrario, si no aguantamos bastante más, la causa cierta es que no tenemos el amor que todo lo aguanta. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Por causa

  Por causa del bien de amor, los santos no se dejan aplastar por la tribulación ni se desesperan en la perplejidad , ni se dejan aniquilar cuando los abaten, al contrario, su leve y momentánea tribulación de ahora produce en ellos una inconmensurable riqueza eterna de gloria. En realidad esta tribulación presente se dice momentáneo y leve, no por todos, sino por Pablo y por los que son como él, porque poseen el perfecto amor de Cristo, derramando sus corazones por el Espíritu Santo. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Dios es...

Dios es el origen de nuestra propia capacidad de amar. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Por naturaleza

  Por naturaleza todos somos prójimos unos de otros, sin embargo, por las obras del amor, el que puede hacer el bien se convierte en prójimo del que no puede. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Si alguien

  Si alguien logra con la capacidad de su inteligencia vislumbrar y contemplar la gloria y la hermosura de todo cuanto ha sido creado por Él, pasmado por la belleza misma de las cosas y traspasado por la magnificencia de su esplendor como por una saeta bruñida, en expresión del profeta, recibirá de Él una herida salutífera y arderá en el fuego delicioso de su amor. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

El alma

El alma es movida por el amor y deseo celestes cuando, examinadas a fondo la belleza y la gloria del Verbo de Dios, se enamora y de su aspecto y recibe de Él como una saeta y una herida de amor. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

De la misma manera

De la misma manera que hay un amor llamado carnal, que los poetas llamaron Eros, y quien ama según el que siembra en la carne, así también existe un amor espiritual, y el hombre interior, al amar según él, siembra en el espíritu. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

No existe

  No existe más fuerza del amor que aquella que puede conducir alarma desde la tierra hasta la cumbre extensa del cielo, y que no es posible llegar a la suma felicidad si no me voy a la provocación el deseo amoroso. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Rechaza

  Rechaza, pues, el pensamiento y la experiencia de todas las cosas creadas, pero aprende más especialmente a olvidarte de ti mismo, ya que todo tu conocimiento y experiencia depende del conocimiento y sentimiento de ti mismo. Todo lo demás se olvida fácilmente en comparación con uno mismo. Comprueba si la experiencia no me da a mí la razón. Aun mucho después de haberte olvidado con éxito de las criaturas y de sus obras, te darás cuenta de que un elemental conocimiento y sentimiento de tu ser sigue permaneciendo entre ti y Dios. Créeme, no serás perfecto en el amor hasta que esto sea también destruido. La nube del no saber. Anónimo

La Palabra

La Palabra de Dios es en todo sentido manifestación de Cristo. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Sería impío

  Sería impío pretender encerrar la infinita fecundidad de la Palabra de Dios en una determinada interpretación imaginada por la débil mente humana. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Infinitos

Infinitos son los niveles a los que puede acceder quien se acerca a la Sagrada Escritura, a medida que profundiza, estudio y para la mente aumenta la propia vida espiritual. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

El Espíritu Divino

El Espíritu Divino ha querido ocultar el sentido espiritual de la escritura bajo el literal para que no fuese accesible a cualquiera, a los indignos, sino solo a los que se consagren a ello con pasión y pureza de corazón. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Los hechos

  Los hechos expuestos en la Escritura son interpretados a la luz de la experiencia del alma cristiana, en lucha con el pecado y llamada a testimoniar de forma cada vez más completa y profunda su contacto con Cristo. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Realidades terrenas

Solo partiendo de la realidades terrenas (letra de la Sagrada Escritura), las únicas con las que nosotros podemos entrar en contacto inmediatamente, podremos gradualmente alcanzar las realidades celestes (espíritu de la Sagrada Escritura).  Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Solo partiendo

Solo partiendo de la letra se puede llevar al espíritu de la escritura. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Solo

Solo se progreso en el conocimiento de Dios gracias a la profundización del texto sagrado en busca del significado espiritual, oculto bajo el velo de la letra. Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Amor

[Amor:] A quien preguntase a estas Almas libres, seguras y pacíficas, si querrían estar en el purgatorio, le responderían que no; si querrían estar en esta vida con la certitud de salvarse, le responderían que no; o si querrían estar en el paraíso, le responderían que no. Pero ¿con qué habrían de quererlo? No tienen en absoluto voluntad y si quisieran algo se alejarían de Amor; pues aquel que posee su voluntad conoce lo que es bueno para ellas y eso les basta, sin que lo sepan ni tengan la seguridad. Estas Almas viven de conocimiento, amor y loor; esta es su continua práctica sin que se muevan de sí mismas, pues Conocimiento, Amor y Loor habitan en ellas. Tales Almas no se saben encontrar buenas o malas, ni tienen conocimiento de sí mismas, ni sabrían juzgar si han sido convertidas o pervertidas. Amor: Para hablar con brevedad, tomemos por ejemplo un Alma —dice Amor— que no desee ni desprecie pobreza ni tribulación, ni misa ni sermón, ni ayuno ni oración, y le dé a Naturaleza cuanto le

Razón

[Razón:] ¡Oh, Amor! —dice Razón que no entiende más que lo basto y deja lo sutil—, ¿qué maravilla es esta? Esta Alma no tiene ningún sentimiento de gracia ni deseo del espíritu, puesto que se ha despedido de las Virtudes que proporcionan la manera de vivir bien a toda alma buena. Sin las Virtudes nadie puede salvarse ni llegar a la perfección de vida, y quien las posee no puede ser engañado; sin embargo, esta Alma se despide de ellas. ¿No está fuera de sentido el Alma que así habla? Amor: Ciertamente no —dice Amor—, pues Almas tales poseen todas las Virtudes mejor que cualquier otra criatura, pero ya no las practican, pues no les pertenecen como solían; han estado sujetas a ellas lo suficiente como para ser libres de ahora en adelante. Razón: ¡Oh, Amor! —dice Razón—, ¿cuándo estuvieron sujetas? Amor: Cuando permanecieron en el amor y la obediencia a vos, dama Razón y también a las otras Virtudes; y tanto permanecieron que se hicieron libres. Razón: ¿Y cuándo se hacen libres? —dice Razó

Esta Alma

Esta Alma —dice Amor— no se cuida de vergüenza ni de honor, de pobreza ni de riqueza, de alegrías ni penas, de amor ni odio, de infierno ni paraíso. Razón: ¡Ah, por Dios, Amor!, ¿qué significa lo que estáis diciendo? Amor: ¿Qué significa? —dice Amor—. Ciertamente eso lo sabe aquel al que Dios le dio entendimiento y ningún otro, pues las Escrituras no lo enseñan, ni sentido humano lo comprende, ni el esfuerzo de las criaturas logra entenderlo o comprenderlo, puesto que es un don concedido por el Altísimo en el que la criatura es arrebatada por la plenitud del conocimiento y no queda nada en su entendimiento. Y esta Alma, que se ha convertido en nada, lo tiene todo y por ello no tiene nada, lo quiere todo y no quiere nada, lo sabe todo y no sabe nada. Razón: ¿Y cómo puede ser, dama Amor —dice Razón—, que esta Alma pueda querer lo que dice este libro si antes ha dicho de ella que no tiene en absoluto voluntad? Amor: Razón  —dice  Amor—,  no  es  su  voluntad quien  lo  quiere,  sino  que 

Virtudes

Virtudes, me despido de vosotras para siempre, Tendré el corazón más libre y más alegre, Serviros es demasiado costoso, lo sé bien. Puse en otro tiempo mi corazón en vosotras, sin reservas, Era vuestra, lo sabéis, a vosotras por completo abandonada, Era entonces vuestra sierva, ahora me he liberado. Tenía puesto en vosotras todo mi corazón, lo sé bien, Pues viví por entonces en un gran desfallecer. Sufrí grandes tormentos mientras duró mi pena, Es maravilla que haya escapado con vida, Pero, como es así, poco importa ya: me he separado de vosotras, Doy por ello las gracias al Dios de las alturas; el día me es favorable, Me he alejado de vuestros peligros, en los que me hallaba con gran contrariedad. Nunca fui libre hasta que me desavecé de vosotras; Partí lejos de vuestros peligros y permanecí en paz.  Margarita Porete. El espejo de las almas simples

Cuanto conoce

Cuanto conoce, ama y goza el alma de la divina bondad vuela con esas alas; y se mantiene erguida porque está siempre mirando a Dios; y sentada porque permanece siempre en la voluntad divina. ¡Ah! ¿Y de qué o cómo podría tal Alma tener miedo? En verdad, ella no podría ni debería temer ni dudar nada, pues suponiendo que estuviera en el mundo, y que fuera posible que el mundo, la carne, el diablo y los cuatro elementos, los pájaros del aire y las bestias que mudan la piel la atormentasen, despedazasen y devorasen, aun así ella no podría perder nada si le queda Dios. Pues él es todo en todas partes, todo poder, toda sabiduría y toda bondad. Él es nuestro padre, nuestro hermano y nuestro leal amigo. Él es sin comienzo. Incomprensible sino por sí mismo. Él es sin fin. Tres personas en un solo Dios; y tal es —dice esta Alma— el amigo de nuestras almas. Margarita Porete. El espejo de las almas simples

Amor

Amor: Caridad no obedece a ninguna cosa creada sino solo a Amor. Caridad no tiene nada propio y, suponiendo que tenga algo, no dice nunca que sea suyo. Caridad deja de lado su propia necesidad y acude a cumplir la de otro. Caridad no pide remuneración a criatura alguna por un bien o placer que le otorgue. Caridad no conoce vergüenza, ni miedo, ni dolor; es tan recta que no puede quebrarse ante nada que le acontezca. Caridad no hace ni se preocupa de nada de cuanto está bajo el sol, todo el mundo es para ella lo que le resta y lo que le sobra. Caridad da a todos cuanto tiene de valor y no se queda con nada y a menudo promete lo que no tiene, a causa de su gran generosidad y con la esperanza de que a quien más da, más le queda. Caridad es comerciante tan sabia que gana siempre allí donde otros pierden, escapa de las ataduras que atan a otros y así abunda en aquello que place a Amor. Y fijaos que aquel que tuviese caridad perfecta vería morir en él el apego a la vida del espíritu por obra

En primer lugar

En primer lugar, que le amemos con todo nuestro corazón. Es decir, que nuestros pensamientos estén puestos siempre en él de forma verdadera. Y con toda nuestra alma. Es decir, que aunque nos cueste la vida no digamos más que la verdad. Y con toda nuestra virtud. Es decir, que hagamos todas nuestras obras puramente por él. [Que nos amemos] a nosotros mismos como debemos. Esto es, que haciéndolo no busquemos nuestro  provecho,  sino  la  perfecta  voluntad de  Dios.  Y a  nuestro  prójimo  como  a nosotros mismos. Es decir, que no hagamos, ni pensemos, ni digamos de nuestro prójimo lo que no querríamos que se nos hiciera a nosotros. Estos mandamientos son necesarios para la salvación de todos: una vida inferior a ellos no puede merecer la gracia. Margarita Porete. El espejo de las almas simples

Sabrás que el fondo

Sabrás que el fondo de nuestra alma es el asiento de nuestra felicidad. Allí nos manifiesta el Divino Señor las maravillas. Allí nos ahogamos y perdemos en el mar inmenso de Su infinita bondad, en quien quedamos estables e inmóviles. Ahí reside la inefable fruición de nuestra alma y la inminente y amorosa quietud y descanso. El alma humilde y resignada que llegó a este fondo, ya no busca sino el grado puro de Dios, y el divino y amoroso espíritu la enseña de todas las cosas su suave y viva unión. Miguel de Molinos . Guía espiritual

No te aflijas

No te aflijas demasiado y con inquietud porque continúen estos martirios atroces; persevera en humildad y no te salgas fuera a buscar la ayuda, que todo tu bien está en callar, sufrir y tener paciencia, con quietud y resignación. Ahí hallarás la fortaleza divina para superar esta guerra tan acerba ; dentro de ti está el que por ti pelea, que es la misma fortaleza. Miguel de Molinos . Guía espiritual

Pero ¡ay, alma bendita!

Pero ¡ay, alma bendita ! , si tú supieses cuánto eres amada y defendida de aquel divino Señor en medio de tus amorosos tormentos, los experimentarías tan dulces que sería necesario que hiciese Dios un milagro para que vivieses. Se constante, ¡oh alma dichosa!, sé constante, ten buen ánimo, aunque a ti misma seas insufrible, serás amparada de aquel sumo bien, y también enriquecida y amada, como si no tuvieras otra cosa que hacer, que encaminarte a la perfección, por los grados más altos del amor. Miguel de Molinos . guía espiritual

No es la perfección

No es la perfección la que nos lleva a Dios, sino la perseverancia. La regla de San Benito: vocación de eternidad. Johan Chittister, OSB

Muchas almas

Muchas almas emprendieron y emprenden cada día este camino y perseveran mientras gustan las sabrosa dulzura de la miel y del fervor primitivo; pero apenas cesa esa suavidad y placer sensible, por la tempestad que sobreviene de la tribulación, tentación y sequedad, necesarias para llegar al monte de la perfección, cuando declinan y vuelven las espaldas al camino: señal manifiesta de que se buscaban a sí mismas y no a Dios y a la perfección. Miguel de Molinos. Guía espiritual

Tres formas...

Tres formas hay de silencio: el primero de palabras; el segundo, de deseos, y el tercero, de pensamiento. En el primero, de palabras, se alcanza la virtud; en el segundo, de deseos, se consigue la quietud; en el tercero, de pensamientos, el recogimiento interior. No hablando, no deseando, no pensando, se llega el verdadero y perfecto silencio místico, en el cual habla Dios con el alma, se comunica y la enseña en su más íntimo fondo la más perfecta y alta sabiduría. Miguel de Molinos. Guía espiritual

La conciencia

La conciencia de Dios es el tema central de la percepción de la vida espiritual propia de San Benito de Nursia. La postura de Benito es tan sorprendente como simple: no basta con estar sin pecado. Tener la mente impregnado de Dios es más importante. Aunque es importante evitar el discurso acerbo, las malas acciones, las exigencias de la carne y el orgullo del alma, más vital para alimentar el fuego espiritual es tener presente que el Dios al que buscamos nos tiene presentes. La santidad, en otras palabras, no es atletismo moral, sino una relación consciente con el Dios consciente, pero invisible. La teología es vivificante y liberadora: no se trata, como se deduce de esta postura, de ser lo suficientemente buenos para llegar a un Dios que está fuera de nosotros, sino de llegar al Dios interior, cuyo amor nos impulsa hacia el bien. Joan Chittister. OSB. La regla de San Benito: vocación de eternidad

De manera...

De manera que siempre continúa la oración (dice Santo Tomás) aunque la imaginación ande vagueando con pensamientos infinitos, mientras no se quieran ni dejen el lugar ni la oración, y se cambia la primera intención de estar con Dios. Miguel Molinos. Guía espiritual

Guarde silencio

Guarde silencio mi alma y vaya más allá de sí misma, ¡no pensándose!   San Agustín. Confesiones 

Cuántos han comenzado

Cuántos han comenzado este dichoso trato de la oración y el recogimiento interior y lo han dejado, tomando por pretexto el tiempo que los pensamientos les desperdician, que no es para ellos la oración, porque no hallan ningún sentimiento de Dios, ni pueden discurrir, pudiendo creer, callar y tener paciencia; todo lo cual no es otra cosa que con ingratitud ir en busca de los placeres sensibles, dejándose llevar del amor propio, buscándose a sí mismos y no a Dios, por no padecer un poco de pena y sequedad, sin darse cuenta de la pérdida infinita que sufren, pues por un mínimo acto de reverencia hecho a Dios en medio de la sequedad reciben un premio eterno. Miguel de Molinos. Guía espiritual

¡Qué dichosa será tu alma!

¡Qué dichosa será tu alma y qué bien empleada estará si se entra dentro y se está en su nada allá en el centro y parte superior, sin advertir lo que hace; si está recogida o no; si le va bien o le va mal; si obra o no obra; sin mirar, ni cuidar, ni atender a cosa de sensibilidad!  Entonces el entendimiento cree con acto puro y la voluntad ama con amor perfecto, sin ningún impedimento, invitando a que el acto puro y continuado de meditación y amor que los Santos dicen tienen los bienaventurados en el cielo, sin más diferencia que verle ellos allá cara a cara y aquí el alma con el velo de la fe oscura. Miguel de Molinos. Guía espiritual

Aunque no puedas

Aunque no puedas salir del afán  de los pensamientos, ni sientas luz, consuelo, ni sentimiento espiritual, no te aflijas, ni dejes el recogimiento, porque son acechanzas del enemigo: resígnate entonces con fortaleza, padece con paciencia y persevera en Su presencia que mientras de esta manera perseverares tu alma progresa interiormente. Pensarás, por salir seco de la oración, de la misma manera que la comenzaste, que es falta de preparación, y que no sacas fruto. Es engaño, porque el fruto de la verdadera oración no está en gustar de la luz, ni tener noticia de las cosas espirituales; pues éstas se pueden hallar en el entendimiento especulativo, sin la verdadera virtud y perfección; solamente consiste en padecer con paciencia y perseverar en fe y silencio, creyendo que estás en la presencia del Señor, volviendo a Él tu corazón con quietud y pureza de intención, que mientras de esta manera perseverares tienes la única preparación y disposición que en este tiempo necesitas y obtendrás un

El recogimiento

El recogimiento interior es fe y silencio en la presencia de Dios.  Por eso te debes habituar a recogerte en su presencia con una atención amorosa, como quien se entrega y se une a Dios con reverencia, humildad y sumisión, mirándole dentro de ti mismo en lo más íntimo de tu alma, sin orden, modo ni figura, en vista y naturaleza general de fe amorosa y oscura, sin alguna distinción de perfección o atributo. Allí estarás con atención y vista sencilla, con advertencia tranquila y lleno de amor a Dios, resignándote y entregándote en sus manos. Para que disponga y ordene de ti según su beneplácito, sin hacer reflexión de ti mismo, ni aún a la misma perfección. Allí cerrarás los sentidos, poniendo en Dios el cuidado de todo tu bien, con una soledad y olvido total de todas las cosas de esta vida. Finalmente, la fe ha de ser pura, sin imágenes ni especies, sencilla, sin discursos y universal, sin reflexión de cosas distintas. Miguel de Molinos. Guía espiritual

Hay dos formas de tinieblas

Hay dos formas de tinieblas: unas infelices y otras felices. Las primeras son las que nacen del pecado, y estas son desdichada, porque conducen al cristiano al precipicio eterno.  Las segundas son las que el Señor permite en el alma para fundarla y establecerla en la virtud; y estas son dichosas, porque la iluminan, la fortalecen y ocasionan mayor luz; por lo tanto, no has de turbarte, afligirte ni desconsolarte por verte en oscuridad y tinieblas, ni pienses que te falta Dios o la luz que antes experimentabas; antes bien, debes entonces perseverar con constancia en la oración, porque esta es una clara señal de que Dios por su misericordia quiere introducirte a la senda interior y el camino dichoso del paraíso. ¡Oh que dichoso serás si te aferras a ella con paz y resignación, como instrumentos de la quietud perfecta, de la luz verdadera y de tu todo bien espiritual! Miguel de Molinos. Guía Espiritual 

No creas cuando tienes sequedad

No creas cuando tienes sequedad y oscuridad en la presencia de Dios que no haces nada, que pierdes el tiempo y que estás inactivo, porque esta inactividad del alma, según dice San Bernardo, es el negocio de los negocios de Dios. Ni se ha de decir que el alma está inactiva, porque aunque no obra activa, obra en ella el Espíritu Santo. Además, no está sin ninguna actividad, porque obra, aunque espiritual, sencilla e íntimamente. Porque estar atenta a Dios, llegarse a él, seguir sus inspiraciones internas, recibir sus influencias divinas, adorarle en su centro íntimo, venerarle con afecto piadoso de la voluntad, arrojar tantas y tan fantásticas imaginaciones que ocurre en el tiempo de la oración, y vencer con la suavidad y el desprecio tantas tentaciones, todos son actos verdaderos, aunque sencillos y totalmente espirituales y casi imperceptibles, por la tranquilidad grande con que el alma los produce. Miguel de Molinos. Guía espiritual

Sabrás que hay dos maneras...

Sabrás que hay dos maneras de oración: una tierna, agradable, amorosa y llena de sentimientos; la otra oscura, seca, desolada, tentada y tenebrosa. La primera es para principiantes, la segunda para los avanzados y los que caminan hacia la perfección. La primera la da Dios para ganar las almas, la segunda para purificarlas. Con la primera trata como niños y miserables, con la segunda los comienza tratar como personas fuertes. (...)  La segunda no procurando dulzura sensible, para que las personas maduras peleen y batallen contra las propias pasiones para conquistar y alcanzar la perfección, que es empleo propio de personas adultas. Ten por seguro que la sequedad es el instrumento de tu bien; porque está libre de sensibilidad, lo cual es estorbo que hace detener el vuelo casi a todos los espirituales, y aún los hace volver atrás y dejar la oración, como se ve en muchísimas almas que perseveran solamente mientras gustan el consuelo sensible. Sabe que el Señor se vale del velo de las seque

Sin la oración

Sin la oración, todas las virtudes son como árboles sin tierra porque la oración es la tierra que permite crecer a todas las virtudes. La Oración del corazón . Jean Lafrance

El patriarca Atenagoras

El patriarca Atenagoras , que era un hombre de oración y también de relación, capaz de manifestar a sus hermanos la ternura de Dios, decía a propósito de la pobreza como condición para el amor: “Hay que pelear la guerra más dura, que es la guerra contra uno mismo. Hay que conseguir desarmarse.Yo he mantenido esta guerra durante años y ha sido terrible. Pero ahora estoy desarmado. Ya no tengo miedo de nada porque el amor expulsa el miedo. Estoy desarmado de la voluntad de tener razón, de justificarme descalificando a los demás. He dejado de vivir preocupado, celosamente crispado por mis riquezas. Acojo y comparto. No me apego de modo particular a mis ideas ni a mis mis proyectos. Si me presentan otros mejores, o sin ser los mejores, buenos, los acepto sin pena. He renunciado a las comparaciones. Lo que es bueno, real, verdadero, es para mí siempre lo mejor. Por eso no tengo miedo. Cuando no se tiene nada, ya no se tiene miedo. Si uno se desarma, se vacía; si se abre al Dios-Hombre que h

La confianza

La confianza consiste en dar preferencia permanentemente a otra luz distinta de la nuestra. Lo importante en la fe es la adhesión inenarrable a la palabra de Dios. El movimiento de la fe debe, pues, realizarse en todo momento en nuestro corazón. Para ello, es preciso renunciar a entender a todos los niveles, para entender según una luz que Dios nos da. Es muy difícil, pero esto nos abre la puerta del paraíso. En la epístola a los hebreos podemos leer el elogio de los testigos de la fe, que no se miran a sí mismos: “ Fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe”(Hb 12,2). La fe supone humildad, pues los actos de confianza son privilegio de los humildes. Mediremos nuestra humildad por nuestra confianza porque, para tener confianza, es preciso no mirarse a uno mismo, sino únicamente a Dios y a lo que Él quiere hacer. La dificultad de la fe es la misma que la de la humildad: se trata siempre de dar preferencia al pensamiento de Dios y no al nuestro. La Oración del corazón . Jean

Para orar

Para orar , ni siquiera es necesario tener fe, pues es la propia Oración la que nos la concede. La oración del corazón. Jean Lafrance

Cuando tenemos una pena

Cuando tenemos una pena, una tentación, una prueba o una alegría, ¿nuestro primer movimiento es salir de ella, o nos ponemos de rodillas para alabar a Dios, para suplicarle que mueva nuestro espíritu y nuestro corazón de acuerdo con su voluntad? ¿Oramos por todas las personas que nos encontramos? En otras palabras, ¿sabemos transformar en oración nuestras impresiones, nuestros sufrimientos y toda nuestra vida?   La oración del corazón. Jean Lafrance 

Los que se han entregado

Los que se han entregado del todo porque tienen sed, y tienen sed porque lo han dado todo (por lo menos en la intención), fácilmente tienen la impresión desesperante de fracasar en su esfuerzo de oración y recogimiento, precisamente porque en el fondo de sí mismos, querrían que este recogimiento fuese perpetuo, absoluto, devorador y definitivo como una inversión en el océano, lo que evidentemente no es posible en esta tierra. Para ellos, este “ fracaso “ no es un fracaso, sino un exilio sin nombre, una angustia calmada, aunque fugazmente, una sed devoradora y a la vez una esperanza irreprimible que anima su alegría.   La oración del corazón. Jean Lafrance 

Dice San Juan Climaco...

Dice San Juan Climaco: “ Dios concede el don de la oración al que ora “. No es posible enseñar a orar a otro, como tampoco es posible enseñarle a amar, a alegrarse o a llorar. Sencillamente, hay que dejar que la vida trinitaria respire en nosotros. Solo el Espíritu Santo, escondido en el fondo de nuestro corazón, puede enseñarnos a orar. La única cosa que podemos hacer, es disponernos a coger el don de la oración. No hay más que una sola palabra para los que quieren aprender a orar: “perseverar“.   La oración del corazón. Jean Lafrance

Si pudiésemos

Si pudiésemos comprender que el problema no es que el resultado de nuestros proyectos o acciones sea bueno, funcione bien, sino en OFRECER, todo sería mucho más sencillo: nuestras miserias, nuestros sufrimientos, nuestros defectos, nuestros mismos pecados, hasta esos días en los que tenemos la impresión de haber fracasado. La materia de un sacrificio no hace falta que sea noble, basta que sea OFRECIDA. En vez de OFRECER un día perfecto (¿qué significa eso?) OFRECEMOS un día lamentable. ¿Qué importa, con tal de que se OFREZCA? Dios puede hacer lo que quiera con el menor instante de nuestra vida si nosotros estamos decididos a OFRECERSELO tal como es. La Oración del corazón . Jean Lafrance 

Silvano del Monte Athos

Silvano del Monte Athos decía que, al fin, el ÚNICO criterio que tenemos para conocer si estamos en el camino de la oración total, es el AMOR A LOS ENEMIGOS en el sentido evangélico.   Decía Casiano que una señal evidente de que el alma no está todavía purificada, es que no tiene compasión de los pecados del prójimo, sino que los JUZGA severamente. Es preciso llegar a ser personas DESARMADAS, sin miedo, que avanzan con las MANOS ABIERTAS hacia la acogida y el amor, porque dentro de ellos vive la certeza de la resurrección. La Oración del corazón. Jean Lafrance

Aun cuando

Aun cuando posteriormente otro modo le guste más, deberá pensar: Este modo te lo asignó Dios, y por eso debe resultarle el mejor de todos. A este respecto ha de confiar en Dios y tiene que incluir todos los buenos modos en este mismo modo y aceptar todas las cosas en él y conforme con él cualquiera sea su índole. Porque el bien que Dios ha hecho y otorgado a determinado modo, se puede encontrar también en todos los modos buenos. Justamente en un solo modo deben aprehenderse todos los modos buenos y no la peculiaridad de este modo. Pues, en cada caso el hombre tiene que hacer una sola cosa, no puede hacerlas todas. Ha de ser una sola cosa por vez y [justamente] en ésta deben agarrarse todas. Porque, si el hombre quisiera hacerlo todo, esto y aquello, y abandonar su modo y adoptar el de otra persona, que en ese momento le gustaba mucho más, en verdad, se produciría así una gran inconstancia. Resulta que un hombre que abandonara el mundo y entrara de una vez por todas en una sola orden, l

El hombre que quiere

El hombre que quiere emprender una vida u obra nuevas, debe dirigirse hacia su Dios, y solicitarle con gran fuerza y perfecta devoción que le disponga lo óptimo de todo y aquello que quiera más y que le resulte lo más digno, y que con ello no quiera ni pretenda lo suyo sino únicamente [hacer] la queridísima voluntad de Dios y nada más. Luego, cualquier cosa que Dios disponga para él, la aceptará inmediatamente de Dios y la considerará lo óptimo para sí mismo y se contentará con ella total y perfectamente.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones

Que uno aprenda

Que uno aprenda a desasirse de sí mismo hasta no retener ya nada propio. Todo el tumulto y la discordia provienen siempre de la propia voluntad, no importa que uno lo note o no. Uno mismo debe entregarse, junto con todo lo suyo, a la buena y queridísima voluntad de Dios, mediante el puro desasimiento del querer y apetecer, y esto con respecto a todo cuanto uno pueda querer o apetecer con miras a cualquier cosa.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones

La terapia divina

La terapia divina es un acuerdo que hacemos con Dios. Reconocemos que nuestras ideas propias acerca de la felicidad no van a dar resultado, y entregamos nuestras vidas completamente al Señor. Thomas Keating. La condición humana

El hombre debe aprender

El hombre debe aprender a sacar de su interior su sí-mismo y a no retener nada propio y a no buscar nada, ni provecho ni placer ni ternura ni dulzura ni recompensa ni el paraíso ni la propia voluntad. Dios nunca se entregó, ni se entregará jamás, a una voluntad ajena. Sólo se entrega a su propia voluntad. Donde Dios encuentra su voluntad, ahí se entrega y se abandona a ella con todo cuanto es. Y cuanto más dejemos de ser en cuanto a lo nuestro, tanto más verdaderamente llegaremos a ser dentro de ésta [la voluntad divina]. Por ello no es suficiente que renunciemos una sola vez a nosotros mismos y a todo cuanto poseemos y podemos, sino que debemos renovarnos con frecuencia y hacer que nosotros mismos seamos simples y libres en todas las cosas.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones

No es suficiente

No es suficiente que el ánimo del hombre se halle desasido en el momento actual cuando uno quiere unirse con Dios, sino que uno debe disponer de un desasimiento bien ejercitado que tanto precede como perdura. Entonces es posible recibir grandes cosas de Dios y recibir a Dios en todas las cosas. [Pero] si uno no está preparado, arruina el don y a Dios junto con el don. Es ésta la razón por que Dios no nos puede dar siempre lo que pedimos. La falta no está en Él, pues Él tiene mil veces más prisa de dar que nosotros de aceptar. Pero nosotros lo forzamos y lo agraviamos al impedirle [que haga] su obra natural por culpa de nuestra falta de preparación.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones

La paradoja

La paradoja consiste en que no podremos realizar plenamente nuestro papel hasta que no estemos dispuestos a abandonarlo. No somos lo que creemos que somos.  Esto hay que descubrirlo, y la mejor manera de hacerlo, o por lo menos la menos dolorosa, es mediante el proceso que llamamos el itinerario espiritual. Este proceso exige enfrentarnos con el lado oscuro de nuestra personalidad y con las energías emocionales que hemos puesto en los proyectos falsos de felicidad y en los distintos condicionamientos culturales a los que nos hemos sometido. Para ser realmente curados tenemos primero que permitir que nuestro lado oscuro y aflore a la plena consciencia, y después abandonarlo y entregarlo al Señor. Thomas Keating. La condición humana

El hombre

El hombre debe acostumbrarse a no buscar ni desear lo suyo en nada sino que [ha de] encontrar y aprehender a Dios en todas las cosas. Porque Dios no otorga ningún don—y nunca lo otorgó— para que uno posea el don y descanse en él. Antes bien, todos los dones que Él otorgó alguna vez en el cielo y en la tierra, los dio solamente con la finalidad de poder dar un solo don: éste es Él mismo. Con todos esos dones sólo quiere prepararnos para [recibir] el don que es Él mismo; y todas las obras que Dios haya hecho alguna vez en el cielo y en la tierra, las hizo únicamente para poder hacer una sola obra, es decir, para que Él se haga feliz a fin de poder hacernos felices a nosotros. Por lo tanto digo: Debemos aprender a contemplar a Dios en todos los dones y obras, y no hemos de contentarnos con nada ni detenernos en nada. Para nosotros no existe en esta vida ningún detenerse en modo alguno de ser, y nunca lo hubo para hombre alguno por más lejos que hubiera llegado. Antes que nada, el hombre d

Dios es existencia

Dios es existencia. En todo lo que existe, Dios está presente. Thomas Keating. La condición humana

Lo que es necesario

Lo que es necesario ante todas las cosas: que el hombre acostumbre y ejercite su entendimiento para que [se dirija] bien y perfectamente hacia Dios, así lo divino aparecerá en su interior en todo momento.     Maestro Eckhart. Tratados y sermones

Las apariencias

Las apariencias externas no son ninguna cosa externa para el hombre ejercitado porque todas las cosas tienen para el hombre interior una divina [e] interna forma de existencia.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones
Uno debe aprender a estar [interiormente] libre en plena actividad. Mas para un hombre inexperto constituye una empresa inusitada llegar a un punto donde no le estorbe ninguna muchedumbre ni obra —para ello se requiere un gran fervor— y que tenga continuamente presente a Dios y que Él le resplandezca siempre, todo desnudo, en cualquier momento y en cualquier ambiente. Para esto se requieren un fervor bien ágil y dos cosas en especial: una [consiste en] que el hombre mantenga bien cerrado su fuero íntimo de modo que su ánimo esté protegido contra las imágenes que se hallan afuera, para que permanezcan fuera de él y no se paseen con él, ni lo traten de manera inadecuada, ni encuentren su morada dentro de él. La otra cosa [consiste en] que el hombre no se entregue ni a sus imágenes interiores, ya sean representaciones o un enaltecimiento de su ánimo, ni a las imágenes exteriores o cualquiera que sea la cosa que el hombre tenga presente, y que con todo esto no se desorganice ni se distraig
Todo lo que existe en el universo está llamado a ser recordatorio de la presencia de Dios. Thomas Keating. La condición humana  
Debes observar en ti dos cosas diferentes que también caracterizaron a Nuestro Señor. Él también tenía potencias superiores e inferiores y ellas tenían [que hacer] dos obras distintas: sus potencias superiores poseían la eterna bienaventuranza y disfrutaban de ella. Pero, al mismo tiempo, las inferiores se encontraban sometidas a los máximos sufrimientos y luchas en esta tierra, y ninguna de esas obras era un obstáculo para el objeto de otra. Así habrá de ser también en tu fuero íntimo, de modo que las potencias supremas se hallen elevadas hacia Dios y le sean ofrecidas y unidas íntegramente. Más aún: todos los sufrimientos, a fe mía, han de ser encargados exclusivamente al cuerpo y a las potencias inferiores y a los sentidos; mas el espíritu debe elevarse con plena fuerza y abismarse, desapegado, en su Dios.     Maestro Eckhart. Tratados y sermones
  El mismo amor incondicional que habita en Dios, habita en nosotros por la gracia, reemplazando el ego humano por el “Yo “ divino. Entonces empezamos a manifestar en la vida diaria, no nuestros prejuicios y nuestros faltos falsos yoes, sino la infinita ternura de Dios, su cuidado de todo lo que existe, sobre todo de los pobres y los necesitados.   Thomas Keating. La condición humana

Cuanto menos sientas

  Cuanto menos sientas y más firmemente creas, tanto más elogiable será tu fe y tanto más será estimada y elogiada; pues la fe íntima del hombre es mucho más que meros supuestos. En ella poseemos un saber verdadero. En verdad, no nos falta nada sino una fe recta. El que nos imaginemos tener un bien mayor en una cosa que en otra, se debe sólo a preceptos externos, y sin embargo, no hay más en una cosa que en otra. Pues bien, en la misma medida en que uno cree, recibe y posee.     Maestro Eckhart. Tratados y sermones

El inconsciente

El inconsciente es muy peligroso mientras que la luz divina del Espíritu Santo no penetra en su profundidad y revela su dinámica. Thomas Keating. La condición humana

El yo artificial

  El yo artificial o el falso yo, como se le llama normalmente, está programado para el sufrimiento. El falso yo busca fama, poder, riqueza y prestigio. Thomas Keating. La condición humana 

Podrías decir

Podrías decir: ¡Ay, señor, yo no percibo en mí nada de cosas grandes sino sólo pobreza! ¿Cómo podré atreverme entonces, a acudir a Él? A fe mía, si quieres transformar del todo tu pobreza, acude al abundante tesoro de toda la riqueza inconmensurable, así serás rico; pues debes abrigar en tu fuero íntimo la certidumbre de que sólo Él es el tesoro que te puede bastar y colmar. «Por lo tanto —dirás— quiero dirigirme hacia ti para que tu riqueza llene mi pobreza, y toda tu inconmensurabilidad colme mi vacío y tu ilimitada e inescrutable divinidad llene mi humanidad demasiado indigna y corrupta».   Maestro Eckhart. Tratados y sermones

Nosotros

Nosotros hemos de ser transformados en Él y totalmente unidos con Él (Cfr. 2 Cor. 3, 18), de modo que lo suyo llegue a ser nuestro y todo lo nuestro suyo, nuestro corazón y el suyo, un solo corazón, nuestro cuerpo y el suyo, un solo cuerpo. Nuestros sentidos y nuestra voluntad e intención, nuestras potencias y miembros, habrán de ser trasladados en Él de manera tal que no lo sienta y perciba en todas las potencias del cuerpo y del alma.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones

No valoramos

  No valoramos el bien y el mal desde su realidad objetiva, sino desde fuera, según lo percibamos o no como adecuados a nuestro universo privado.   Thomas Keating. La condición humana

Ahora podrías decir

Ahora podrías decir: ¡Ay, señor, me veo tan vacío y frío y perezoso y por esto no me animo a acudir a Nuestro Señor! Entonces digo yo: ¡Tanto más necesitas acudir a tu Dios! pues por Él serás inflamado y sentirás ardor y en Él serás santificado y vinculado y unido sólo a Él, pues, en el Sacramento, y en ninguna otra parte, encuentras con igual excelencia esta merced de que tus fuerzas corpóreas se unan y concentren gracias al excelso poder de la presencia corpórea del Cuerpo de Nuestro Señor, de modo que todos los sentidos dispersos del hombre y su ánimo se concentren y unan en esta [presencia], y ellos que, dispersos entre sí, estaban demasiado inclinados hacia abajo, aquí son enderezados y presentados ordenadamente a Dios. Y este Dios que mora en el interior los acostumbra a dirigirse hacia dentro y les quita el hábito de dejarse estorbar físicamente por las cosas temporales y así se tornan hábiles para las cosas divinas, y, fortalecido por su Cuerpo, tu cuerpo es renovado.    Maestr

Según la teología

  Según la teología de San Agustín, el pecado original tiene tres consecuencias: no sabemos dónde encontrar la felicidad (ignorancia); la buscamos en donde no está (concupiscencia), y si alguna vez descubrimos donde podemos encontrarla, la voluntad es demasiado débil para luchar por ella. Thomas Keating. La condición humana  

A quien desea

A quien desea recibir de buena gana el Cuerpo de Nuestro Señor, no le hace falta mirar qué es lo que siente o nota en su fuero interior o cuán grande es su ternura o devoción, sino que ha de observar cómo son su voluntad y disposición de ánimo. No debes dar mucha importancia a lo que sientes; antes bien, considera como grande aquello que amas y anhelas.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones

La verdadera fuente

La verdadera fuente de felicidad es la experiencia de la presencia de Dios. La llave de la felicidad es vivir la dimensión contemplativa de la vida, que es el camino hacia el gozo y la consciencia creciente de la presencia de Dios. Thomas Keating. La condición humana

Nuestro leal Dios

Nuestro leal Dios permite que sus amigos a menudo sucumban a sus flaquezas únicamente para que carezcan de todo sostén que les permitiría reclinarse o apoyarse. Pues, a un hombre amante le daría una gran alegría poder hacer numerosas y grandes cosas, ya sea con vigilias, ayunos u otros ejercicios, y con cosas especialmente grandes y difíciles: todo esto da gran alegría, apoyo y esperanza de modo que sus obras le brindan sostén y apoyo y confianza. Justamente esto se lo quiere quitar Nuestro Señor y quiere ser, Él solo, su sostén y confianza. Y la única razón por que procede así, reside en su pura bondad y misericordia. Pues, fuera de su propia bondad no hay nada que lo mueva a Dios a hacer ninguna obra; nuestras obras no sirven en absoluto para que Dios nos dé o haga algo. Nuestro Señor quiere que sus amigos se desprendan de semejante sostén y por lo tanto se lo quita para que Él solo sea su sostén. Pues quiere darles algo grande y quiere hacerlo puramente por su libre bondad; Él habrá

Interiormente

Interiormente, el hombre debe haber formado su imagen dentro de Nuestro Señor Jesucristo con miras a todas las cosas, de un modo tal que se encuentre en él un reflejo de todas las obras y de la apariencia divinas; y el hombre, en cuanto sea capaz de hacerlo, debe, con perfecta adaptación, llevar en su fuero íntimo todas las obras de [Cristo]. Tú debes obrar y Él debe adquirir [forma]. Haz tu obra con recogimiento íntegro y toda la disposición de tu ánimo; acostúmbralo a éste en todo momento a proceder así y [acostúmbrate] a formar tu imagen dentro de Él en todas tus obras.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones  

La meta

La meta de la noche del espíritu es llevarnos una conciencia permanente y continua de la presencia de Dios y de nuestra unión constante con él. Thomas Keating. Dios se manifiesta para contemplar en lo secreto

No es en las experiencias...

No es en las en experiencias de éxtasis o los estados de gran iluminación donde radica la esencia de la oración contemplativa, Sino más bien en la purificación de nuestro propio inconsciente psicológico y colectivos. Thomas Keating. Dios se manifiesta para contemplar en lo secreto

En su fuero íntimo

En su fuero íntimo, el hombre debe pertenecer a Dios tan completamente [y] con toda su voluntad, que no le preocupen mucho ni los modos ni las obras. Sobre todo debes rehuir cualquier peculiaridad, ya sea en la vestimenta, ya sea en la comida, ya sea en las palabras —como por ejemplo, usar palabras grandilocuentes— o también tener gestos raros, lo cual no sirve para nada. En cambio, debes saber también que no te está prohibido tener ninguna peculiaridad. Hay muchas peculiaridades que uno está obligado a observar en algún momento y con muchas personas; pues, quien es [un hombre] peculiar, tiene que hacer también muchas cosas peculiares en determinados momentos y de muchos modos.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones

Poco a poco

Poco a poco o quizás todo de una vez, se da un paso adelante en el que nos damos cuenta no solo de que fuimos creados para la felicidad sin límites, sino de que la felicidad solo puede hallarse en Dios que es felicidad. Thomas Keating. Dios se manifiesta para contemplar en lo secreto

La mejor de todas

La mejor de todas las cosas es ésta: que el hombre se confíe completamente a Dios, de modo que él, si Dios quiere imponerle una carga, ya sean ignominias, penas o un sufrimiento cualquiera, la acepte con alegría y gratitud, y que el hombre, antes que colocarse él mismo en tal situación, se deje guiar por Dios. Por lo tanto ¡aprendedlo todo gustosamente de Dios y seguidlo, así seréis buenos! Procediendo de este modo también es lícito aceptar honores o comodidades. Mas si a tal hombre le sobrevienen incomodidades y deshonra, que las aguante también y esté dispuesto a hacerlo con gusto. Y por ello pueden comer con pleno derecho quienes estarían igualmente dispuestos a ayunar.   Maestro Eckhart. Tratados y sermones