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Mostrando entradas de enero, 2020

Dios está más cerca

Los símbolos indican que Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos; pero los símbolos, al transmitir un sentido divino, son al mismo tiempo una confesión de su incapacidad de revelar a Dios. Más que demostrarlo, determinarlo, o revelarlo con claridad, indican una orientación, a la par que niegan lo que podría ser un significado alcanzable y, por lo mismo, no divino. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Hay pues dolores

Hay pues dolores que se pueden admitir, porque son útiles; pero el dolor en sí no es digno de amor. San Agustín. Confesiones

Los símbolos

Los símbolos que revelan a Dios lo esconden al mismo tiempo porque acento legible justamente su modo de ser incognoscible. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Es cierto...

Es cierto que Jesucristo es Dios, pero sigue siendo el Incognoscible, Incomprensible, el No-localizable. A pesar de su encarnación y de su Evangelio no conocemos su voluntad, a la que solo se puede llegar en la incertidumbre de una búsqueda continua. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Dios se nos escapa

Dios se nos escapa, estamos desarmados ante Él y solo podemos descubrir la dirección en la cual se encuentra. Podemos admirarlo o adorarlo, pero tenemos que renunciar para siempre a una definición suya y renunciar también a la conciencia tranquila de lo que hemos encontrado. Conocer a Dios es seguir buscándolo. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Alma mía

Pero guárdate bien, alma mía, de la inmundicia, guárdate de ella, bajo la tutela de tu Dios, del Dios de nuestros padres, excelso y laudable por todos los siglos (Dn 3, 52). San Agustín. Confesiones

Dios es invisible

Dios es invisible e incomprensible para siempre. Franz Jalics. El encuentro con Dios

La vida

La vida consiste en un doble movimiento centrifugo y centrípeto. Los padres de familia salen por la mañana para trabajar y dejan a los suyos; por la noche vuelven para descansar, para estar en casa y a la mañana siguiente salir otra vez. La vida es este doble movimiento de salir y entrar. El equilibrio entre ellos es el equilibrio de la vida. Los que solo quieren salir se pierden en la superficialidad porque no pueden darse realmente. Para entregarse de veras hay que recogerse y entrar en sí mismo. Vivir la vida más hondamente. Los que solo quieren vivir aislados, y no quieren en realidad salir de sí mismos, nunca pueden sentirse libres y nunca gozan de plenitud, porque la persona vive y se plenifica dándose. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Cuanto más...

Cuanto más entramos en nosotros mismos tanto más nos hacemos capaces de comunicarnos con los demás. Franz Jalics. El encuentro con Dios

En ti hay descanso

En ti hay descanso y vida imperturbable. El que entra en ti entra en el gozo de su Señor (Mt 25, 21), nada temerá y se hallará muy bien en el Sumo Bien. San Agustín. Confesiones

Todo encuentro

Todo encuentro personal salva del aislamiento, del estancamiento, de la muerte, y crea una nueva vida, un nuevo dinamismo, una nueva posibilidad de comunicación. Da la sensación de salir al aire libre, de sentirse más pleno y más feliz. El encuentro personal es siempre una redención del yo aislado y un nacimiento al nosotros. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Mientras considere

Mientras considere a una persona como objeto y la trate como una cosa, su aspecto interno y personal permanece oculto. Cuando me dispongo con una actitud de acogida personal y estoy dispuesto a comprometerme con ella, solo entonces puedo percibir su realidad interna. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Pero te quiero a ti

Pero te quiero a ti, que eres justicia e inocencia, hermosa y decorosa luz, saciedad insaciable para los hombres honestos. San Agustín. Confesiones

Confiar

Confiar es apoyarse de alguna manera en el otro, en su sinceridad y en su bondad, en sus conocimientos; pero eso es siempre una aventura, una hazaña y por eso dirigirse a alguien en la palabra es invitarlo a una aventura. Franz Jalics. El encuentro con Dios

El símbolo

El símbolo, como expresión personal, contiene siempre un elemento visible y un elemento invisible. Lo invisible se expresa, se manifiesta, se revela en lo visible. Esta unión dinámica de lo visible y lo invisible se llama símbolo. La persona humana se muestra siempre de una manera simbólica. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Núcleo invisible

La persona tiene su núcleo invisible. Su esfera interior, que abarca su libertad, su responsabilidad, su bondad, sus actitudes, su modo de pensar y sus intenciones, es como el hogar de su casa. La interioridad más profunda de la persona es invisible. Franz Jalics. El encuentro con Dios

La persona humana

La persona humana es invisible pero se hace visible por su cuerpo y por su actuación. Del mismo modo, Dios, que es más invisible que la persona humana ñ, se hace visible de alguna manera en los acontecimientos. Por eso una captación y un trato más elevado y espiritual con la persona humana puede enseñar mucho acerca de la captación y el trato con Dios. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Con qué pagarle...

¿Con qué pagarle a mi Señor el que mi memoria recuerde todo esto sin que mi alma sienta temor? Te pagaré con paga de amor y de agradecimiento. Confesaré tu Nombre, pues tantas obras malas y abominables me has perdonado. Fue obra de tu gracia y de tu misericordia el que hayas derretido con hielo la masa de mis pecados y, a tu gracia también soy deudor de no haber cometido muchos otros; pues, ¿de qué obra mala no habría sido capaz uno que pecaba por gusto? Pero todo me lo has perdonado: lo malo que hice con voluntad y lo malo que pude hacer y, por tu providencia, no hice. San Agustín. Confesiones

El Espíritu Santo

Si el espíritu Santo ilumina y vitaliza nuestro encuentro con Dios, ilumina y vitaliza también nuestra capacidad y dinamismo humanos. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Dios es incomprensible

Dios es incomprensible, inmenso y para nosotros será por siempre un misterio inagotable. Pero, por otra parte, nuestra actitud frente a Dios es una actitud plenamente humana. Somos nosotros, hombres de carne y hueso que creemos en Dios , con nuestra capacidad humana, los que confiamos en Dios con nuestra capacidad de confiar, y lo amamos con nuestro corazón humano. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Jesucristo

Jesucristo mismo vino para liberar y salvar al hombre, no con una salvación que nos aparta de nuestra vida humana, sino con una liberación que se siente a medida que el hombre va liberándose efectivamente y abriéndose con toda su realidad humana al encuentro con Dios. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Todo valor

Todo valor humano ya es, de alguna manera, divino para el hombre, y todo lo divino ayuda al hombre a ser él mismo y vivir con más plenitud y felicidad su propia existencia humana. Franz Jalics. El encuentro con Dios

Nadie el ha visto

A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros , Dios permanece en nosotros Y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. 1 Jn 4,12

La curiosidad

La curiosidad gusta interesarse por la ciencia, cuando tú eres el único que todo lo sabe. La ignorancia misma y la estupidez se cubren con el manto de la simplicidad y de la inocencia porque nada hay más simple ni más inocente que tú, cuyas obras son siempre enemigas del mal. San Agustín. Confesiones

Estado de unión

En este alto estado de unión que vamos hablando, no se comunica Dios al alma mediante algún disfraz de visión imaginaria, o semejanzas, o figura, ni la ha de haber; sino que boca a boca, esto es, esencia pura y desnuda de Dios, que es la boca de Dios el amor, con esencia pura y desnuda del alma, que es la boca del alma el amor de Dios.  San Juan de la cruz. Subida al monte Carmelo

A lo alto De Dios

El alma no puede llegar a lo alto de Dios, cual en esta vida se puede, por medio de formas y figuras. Subida al monte Carmelo. San Juan de la cruz

LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;la gloria del Señor amanece sobre ti!  Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos,  pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.  Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.  Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.  Entonces lo verás, radiante de alegría;tu corazón se asombrará, se ensanchará,  cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los  pueblos.  Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá.  Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del  Señor. Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

Y como quiera

Y como quiera que, para juntarse dos extremos, cuál es el alma y la Divina Sabiduría, será necesario que vengan a convenir en ciertos medios de semejanza entre sí, de aquí es también que el alma ha de estar pura y sencilla, no limitada ni atenida a alguna inteligencia particular, ni modificada con algún límite de forma, especie o imagen. Que, pues Dios no cae debajo de imagen ni forma, ni cabe debajo de inteligencia particular, tampoco el alma, para caer en Dios, ha de caer debajo de forma e inteligencia distinta. San Juan de la cruz. Subida al monte Carmelo

Este es...

Este es, pues, Dios mío, mi corazón; ese corazón al que tuviste misericordia cuando se hallaba en lo profundo del abismo. Que él te diga que era lo que andaba yo buscando cuando era gratuitamente malo; pues para mi malicia no había otro motivo que la malicia misma. Detestable era, pero la amé; amé la perdición, amé mi defecto. Lo que amé no era lo defectuoso, sino el defecto mismo. Alma llena de torpezas, que se soltaba de tu firme apoyo rumbo al exterminio, sin otra finalidad en la ignominia que la ignominia misma. San Agustín. Confesiones

La Sabiduría

La Sabiduría de Dios, en que se ha de unir el entendimiento, ningún modo y manera tiene, ni cae debajo de algún límite ni inteligencia distinta y particularmente, porque totalmente es pura y sencilla. San Juan de la Cruz. Subida al Monte Carmelo

Revelación

Todo es revelación, todo lo sería de ser acogido en estado naciente.  María Zambrano