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Mostrando entradas de noviembre, 2021

En relación con la oración

En relación con la oración, la tradición nos enseña que el cristianismo no es, básicamente, ni una teología ni una ideología. No vive desde la mente. Es, en verdad, una apertura total y personal a la persona de Jesús. En esa apertura, somos tomados por El y llevados al Padre. El cristianismo es la religión de la trascendencia que nos ve trascendiendo nuestra propia vida limitada y entrando en la ilimitada vida de Dios. Enseñamos oración dentro de una tradición de oración que une a Juan Casiano y a los Padres del Desierto con La nube del no saber, del siglo XIV, y con, por ejemplo, el abad John Chapman del siglo XX. Enseña la forma esencial de responder a la verdad cristiana básica, plenamente abiertos a la realidad de la vida de Jesús en nuestro interior, más profundamente de lo que las palabras y pensamientos puedan alcanzar. Nos enseña que el camino a lo profundo, es una forma de discipulado espiritual. Debemos aprender a ser disciplinados. La disciplina esencial es nada menos q

Al presentarme en solitario ante Dios

Al presentarme en solitario ante Dios y salir a su encuentro, el camino que elija no es ni puede ser ya más que mi propio y personal camino. Ahí se trata en exclusiva de mi persona, de si yo me presento con honestidad ante ese Dios y trato realmente de descubrir lo que Él quiere de mí. Ninguna otra persona puede hacer eso por mí. Anselm Grun OSB. El misterio más allá de todos los caminos

Dios ha dejado grabada una huella

Dios ha dejado grabada una huella de Él en nuestro corazón. Esa huella en nuestro corazón es el anhelo. Y el anhelo de Dios podemos siempre percibirlo. En el anhelo de Dios está ya Dios. Anselm Grün OSB. El misterio más allá de todos los caminos

La oración es la conciencia de Jesús

La oración es tan importante porque es la conciencia pura de Jesús que quema nuestro ego. Su gloria es el poder de una humanidad plenamente realizada, y el comprometernos en una relación con esa humanidad nos posibilita para actuar más allá de los confines de nuestras autolimitadas percepciones. La gloria es lo que quema lo pecaminoso. El camino cristiano se centra en Cristo, antes que en las ilusiones de nuestra prisión egocéntrica. No tenemos que concentramos en nuestras ilusiones o tendencias pecaminosas, sino, simplemente -y esto no significa fácilmente-, permitir que la gloria de Cristo las disipe, denunciándolas como la simulación que son. La gloria disipa completamente cualquier cosa que no sea gloriosa. De esto se trata la oración cristiana. No es el autorrechazo o la humildad engañosa. Ni tampoco la dependencia egocéntrica o el temor a un Dios paternalista. Ni tampoco es el juego psicológico de nuestra propia mente. La oración es transformación en gloria. Es vivir en

Para la gente de hoy

Para la gente de hoy, la palabra oración sugiere a menudo pasividad o inacción, pero no es ninguna de estas dos cosas. La oración es el camino a un estado pleno del ser. Verdaderamente es el estado del ser anterior a toda acción, y sin el cual toda acción tenderá a ser superficial, sin significado de permanencia. Toda acción sana en nuestras vidas debe fluir de nuestra unicidad con el ser. Esto significa que al orar aprendemos a estar absolutamente alertas y a aceptarnos a nosotros mismos de manera plena, amándonos y conociéndonos arraigados y fundamentados en la profunda realidad que llamamos Dios. Durante la mayor parte de nuestra vida, vivimos en el nivel superfi¬cial, reaccionando casi siempre a lo mediático. Pero, en la oración no reaccionamos ante estímulos externos. Aprendemos más bien a vivir desde las profundidades de nuestro ser, en donde encontra¬mos y respondemos al supremo y único estímulo: nuestro Creador. Cuando nos alineamos en respuesta a esa fuente que nos

Llega un momento en el tiempo

Llega un momento en el tiempo, después de haber comenzado a orar, cuando la novedad egocéntrica se empequeñece y se hace notar lo ordinario de ella. Es, irónicamente, en este momento, cuando nuestro egocentrismo comienza a desvanecerse y la experiencia de plenitud comienza a crecer, que mucha gente abandona. La fuerza que en ese momento nos permite continuar, permitiendo que el misterio se expanda en el centro de nuestro ser, es lo que llamamos fe. La Iglesia siempre ha sostenido que la fe es un don. La fuerza que nos permite viajar a lo profundo de lo ordinario de la oración es totalmente personal. Pone de manifiesto en nosotros una madura aceptación, pero que no es nuestra en el sentido pasivo o autode¬pendiente. Conocemos esa fuerza como la fe que el mismo Jesús nos comunica a través de su conciencia, que habita indivisiblemente en nuestro interior. Recibimos este poder de esta fuente que brota desde lo profundo de nuestro espíritu, en donde habita Su Espíritu. Lo recibimos tamb

La oración y nuestro compromiso con ella

La oración y nuestro compromiso diario con ella son, simple¬mente, el estado de conversión; el vivir, no desde la imaginación o ligados a las imágenes, sino el vivir arraigados en la realidad que es Dios. Lo conveniente, entonces, es ir más allá de todos los pensa¬mientos, más allá de la imaginación, a esta realidad de Dios. De eso se trata el repetir nuestra palabra, nuestra oración sagrada: trascender todo pensamiento y todas las imágenes abriéndonos a la suprema realidad de Dios, que es amor. Nuestra invitación como cristianos, la invitación que todos recibimos, es a vivir nuestras vidas en ese estado dinámico de conversión con una perspectiva infinita: toda la vida, toda la historia todo el tiempo iluminado por el amor de Cristo. La cruz es el gran símbolo cristiano porque su plano horizontal es interceptado por su plano vertical. La visión cristiana no presupone relegar esta vida ni es una negación de la historia o del tiempo, sino una apertura al gran acontecimiento de la propi

No sería digno

«No sería digno de la Iglesia ni de un cristiano ‘pasar de largo’ y pretender tener la conciencia tranquila solo porque se ha rezado». Papa Francisco . 3-sep-2016

Al estar en contacto con los demás

Al estar en contacto con los demás, despertamos a la verdad más profunda de nuestro ser, y podemos entonces aprender a viajar más allá de nosotros mismos. Por eso, orar regularmente, ya sea diaria o semanalmente, con el mismo grupo o comunidad, es un apoyo saludable en nuestro peregrinaje. Cuando estamos presentes los demás, no podemos mantener la ilusión de un transitar solitario. Y esta presencia física y espiritual nos recuerda un compromiso personal muy profundo con la quietud, el silencio y la fidelidad. El grupo o comunidad señala el fin de todo falso heroísmo y de toda autodramatización. Estar en contacto con las caídas y las limitaciones ordinarias de los demás, pone nuestra respuesta y nuestra fidelidad en un lugar adecuado, posibilitándonos equilibrar y armonizar nuestra vida. En presencia de los otros, nos conocemos a nosotros mismos. Cada día me sorprendo más frente al aspecto y la variedad de personas que verdaderamente escuchan el mensaje sobre la enseñanza de la

Sólo cuando sabemos

Sólo cuando sabemos que, por debajo de la culpabilidad de que todos nos hacemos una y otra vez reos, hay un espacio de inocencia, podemos desarrollar nuestra propia identidad, podemos convertirnos realmente en seres humanos. Anselm Grün OSB. El misterio más allá de todos los caminos.

Las distracciones

Una de las primeras cosas que descubrimos al comenzar a orar seriamente es que estamos atestados de distracciones y que no es tan fácil ir más allá de ese nivel superficial de los análisis y planificaciones del ego, hacia lo profundo. Es humillante descubrir que después de toda nuestra educación, con todos los títulos alcanzados en tantas áreas de capacitación, no podamos permanecer en quietud más de unos instantes, mientras nuestra mente deambula creando fantasías ridículas con pensamientos que circulan por todos nuestros niveles mentales. No podemos permanecer en quietud. Cuando comenzamos a orar y descubrimos esto, se nos presentarán inmediatamente dos tentaciones enfrentadas. La primera será abandonar completamente y decir: "No tiene sentido, no vale la pena, esto me supera". La segunda tentación será decir: "Analizaré lo que está pasando". La primera tentación nos conduce a la desesperación o a evadir el desafío. La segunda es la tentación que nos conduce a

La autoconciencia

No se necesita saber mucho de la vida para percibir que la auto-conciencia nos engaña haciéndonos creer que el universo entero gira alrededor de nosotros ; o bien de concluir que la auto-conciencia es un estado deseable. Tal vez esta es la razón que nos trae a muchos a orar. No queremos ver el espejo y ver todo al revés el resto de nuestras vidas. Queremos ver a través de ello, más allá del espejo y más allá de nosotros mismos. Queremos ver con valentía en el infinito misterio de Dios. Pero cuando empezamos a sentir las primeras pérdidas de nuestra auto-conciencia y cuando empezamos a entrar en un silencio más profundo en la oración podemos sentirnos desubicados e incluso con miedo. Es aquí cuando necesitamos el apoyo de nuestros hermanos. Es por esto que es importante que nos reunamos con regularidad. Debemos darnos cuenta de que la fe es un regalo que nos es dado, como dice San Pablo, un regalo en abundancia si nos abrimos primero a romper totalmente ese espejo a martillazos. Y la fo

La oración

La oración es un proceso simple y natural. Es el proceso que nos revela como seres reales, abiertos sinceramente al Espíritu de Jesús que habita en nuestros corazones. Esta revelación sobreviene cuando renunciamos, y nos apartamos, de las manifestaciones externas de nuestra conciencia, tales como los pensamientos, las palabras y las imágenes, para movernos, en cambio, en el nivel de la propia conciencia. Hacemos silencio porque habremos entrado completamente en el Otro. En este silencio libre y plenamente consciente, nos abrimos naturalmente a la Palabra que procede de ese silencio. Ésta es la Palabra de Dios por la que somos llamados a la existencia, y por medio de la cual somos pronunciados por el Creador. Ésta es la Palabra viva en nuestro interior. Nuestra fe nos dice que estamos totalmente incorporados en esta Palabra, pero que es necesario conocerla completamente, en la altura, la profundidad y el aliento de nuestro espíritu, conocerla aunque esté más allá del conocimiento.

La única cosa

La única cosa que puede impedir resonar en la misma frecuencia que Cristo es lo que podemos describir como la autoconciencia, la hiperautoconciencia de si, el egoísmo. Creo que no es ninguna exageración decir que el pecado original es esta conciencia de sí, porque la conciencia de sí da origen a la conciencia dividida. Esto es como tener un espejo entre Dios y nosotros. Cada vez que miramos al espejo nos vemos a nosotros mismos y no a Él. El fin de la oración es romper ese espejo de modo que dejemos de ver los reflejos de las cosas (lo vemos todo al revés) incluyéndonos a nosotros mismos. La esencia de la oración es tomar por asalto al Reino de Dios. El espejo debe ser roto. Jesús está hablando acerca de superar la conciencia de sí, el ego reflejante, cuando dice que nadie puede seguirle si no se deja a sí mismo atrás. Ahora bien, no se necesita saber mucho de la vida para percibir que esta auto-conciencia nos engaña haciéndonos creer que el universo entero gira alrededor de nosotros

Isaías 65, 1

" Me he hecho el encontradizo con los que no preguntaban por mí; me he dejado hallar por los que no me buscaban. Dije: "Aquí estoy, aquí estoy", a gente que no invocaba mi nombre". Is 65,1

El plano de lo humano

Si abandonamos el plano de lo humano, el plano en el que nosotros herimos y somos heridos, si nos arrojamos enteramente en brazos de Dios, entonces seremos salvados, entonces todo cuanto hay en nosotros será sano integro, y estará libre de todo cuánto quisiera mantenernos cautivos. Anselm Grün OSB. La mística

Lo que tenemos que descubrir

Lo que tenemos que descubrir por nosotros mismos es que Dios es la raíz de la que brotamos. Él es la tierra de nuestro ser. La sensatez más elemental requiere que vivamos desde ese arraigamiento. Vivir nuestras vidas arraigados en Cristo, sabiéndonos arraigados en él, como experiencia cotidiana en nuestro cotidiano retorno a la oración, significa que entramos en una estabilidad radical que es inexpugnable al cambio, a lo pasajero, a la contingencia efímera. En el silencio de nuestra oración, alcanzamos una experiencia de nosotros mismos como más allá de lo contingente. Sabemos que somos y que estamos en Dios y en Él descubrimos nuestra identidad esencial y significado único. La maravilla de la oración cristiana es que descubrimos que tenemos un sentido para Dios. Lo sorprendente, lo apenas creíble de la revelación cristiana es que nuestro sentido está nada menos que llevar a Dios a la perfección. Es decir, estar tan en armonía con Él que reflejemos todo el brillo de su propia gloria, t

Lo que sabemos

Lo que sabemos de las enseñanzas de Jesús es que nos llenamos infinitamente de vida cuando somos uno con la fuente de nuestro ser y entramos de lleno en unión con nuestro Creador, el Uno que es, un Dios que se describe como "Yo soy". John Main OSB. El camino de la meditación. Momento de Cristo

Durante la oración

Durante la Oración nos apartamos de todo aquello que es temporal para poder conocer aquello que es eterno. John Main OSB. El camino de la meditación. Momento de Cristo

Los cristianos de Aubergne

Hablando de los montañeses cristianos de Aubergne dice: Es un grato placer para mí, recordar gente tan buena y cariñosa y hablar de ella, aunque ya no conservo detalles. Recuerdo su simpatía y bondad para conmigo. Inspiraban verdadero respeto y creo, que en cierto modo, eran realmente Santos. Eran Santos en el modo más afectivo y eficaz: Santificados por llevar vidas ordinarias de una manera completamente sobrenatural: santificados por la oscuridad, por las habilidades usuales, por las tareas comunes, por la rutina, que recibía una gracia sobrenatural de la Gracia contenida y de la unión de sus almas con Dios en fe profunda y caridad. Su granja, su familia y sus iglesias eran todo lo que ocupaba estas buenas almas: sus vidas eran completas. Thomas Merton OSB . La montaña de los siete círculos.

No puedo lograr nada de esto

No puedo lograr nada de esto mediante un esfuerzo personal, gracias a mis afanes o a la competición con otros seres humanos. Tengo que abandonar todos los caminos que los hombres pueden seguir o comprender. Yo, que estoy sin amor, no podré llegar a ser amor si el Amor no me identifica consigo mismo. Pero si él envía Su propio Amor, a Si mismo, para actuar y amar en mí y en todo cuanto yo hago, entonces seré transformado, descubriré quién soy y poseeré mi verdadera identidad perdiéndome en Él. Esto es lo que se llama santidad. Thomas Merton OSB. Nuevas Nuevas semillas de contemplación

El amor

El amor constituye el fin de toda contemplación puesto que esta no es un fin en sí misma. La contemplación no es la santidad. La plena madurez de la vida cristiana, de la cual la contemplación es uno de tantos medios, aunque quizá sea uno de los más eficaces de todos ellos, consiste esencialmente en el amor perfecto de Dios y de los otros hombres. Tomás Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Que camine más despacio

Que camine más despacio, Señor. En medio del aturdimiento de este día, concédeme la quietud de los montes eternos. Frena el acelerado latir de mi corazón reduciendo al silencio mi alma. Que mis raudos pasos se vuelvan más pausados al contemplar el dilatado tiempo de la eternidad. Enséñame el arte de la mirada libre. Que camine más despacio, para que pueda mirar una flor, intercambiar un par de palabras con un amigo, acariciar a un perro, leer un libro. Que camine más despacio, Señor, y despierta en mí el deseo de hundir a fondo mis raíces en el fundamento eterno, para de ese modo alcanzar mi verdadero destino. Anselm Grüm OSB. La mística

El camino

El camino no consiste en buscar sino en dejarse encontrar. Hemos olvidado quiénes somos realmente y por eso nos ponemos buscar, hasta que finalmente nos damos cuenta de que ya hemos sido encontrados, pues no somos los buscadores, sino los buscados. Así, el camino del hombre es un regreso a casa en sí mismo, a su esencia más profunda. Wlligis Jäger . En busca del sentido de la vida.

Sólo si nos mantenemos

Sólo si nos mantenemos en el modo de ser de Jesús, el sabernos uno con Dios no será un delirio, sino un impulso a vivir como él, perdiendo nuestra autorreferencia. En el "en mí" de Jesús (permaneced en mí Jn 15,4) se oculta toda la profundidad de la realidad que se va a desvelando en la medida en que nos vamos desalojando de nosotros mismos y adentrando en Él. Cuando la presencia de Cristo en nosotros es correspondida con nuestra entrega a Él, permanecemos recíprocamente en el otro y nos vamos haciendo uno. Javier Melloni SJ. El Cristo interior

El ojo en el que veo a Dios

El ojo en el que veo a Dios es el mismo en el que Dios me ve: mi ojo y el ojo de Dios es un solo ojo, un solo ver y conocer y amar. Maestro Eckhart. Sermón XII

El camino místico

El camino místico cambia al hombre desde dentro. La sabiduría, el desinterés, el recogimiento interior y el comportamiento ético brotan de este proceso de transformación interior y abre nuestra conciencia más allá de la comprensión personal. Willigis Jager. La oración contemplativa

El reino de Dios

El reino de Dios está en ti y a tu alrededor; corta un trozo de madera y ahí estaré, levanta una piedra y me encontraras. Evangelio de Tomas (no canónico)

La parte más importante

La parte más importante de la oración cristiana es permitir que la misteriosa presencia de Dios dentro de nosotros se convierta más y más, no solamente en una realidad, sino en la realidad que da significado, forma y propósito a todo lo que hacemos, a todo lo que somos John Main OSB. http://permanecerensuamor.com/father-john-main-osb/

Cuando oramos

Cuando oramos en silencio entramos en un modo sincero de oración al cual los primeros cristianos llamaban oración pura, pura porque purifica al corazón de imágenes, deseos y temores y de toda complejidad asociada a los mismos. Lo que es puro es simple, estamos hablando de algo que es puro y simple. Entonces, cuando oramos en silencio, no estamos hablándole a Dios, no estamos pensando en Dios en forma complicada, no estamos trayendo nuestros problemas a su puerta, ni estamos dejándoselos pinchados en su cartelera, ni estamos dramatizando nuestra relación con Dios y pidiéndole que resuelva nuestros problemas por nosotros. Laurence Freeman OSB. Reflexiones semanales