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Mostrando entradas de julio, 2021
Si tienes flaquezas, ruega a Dios con frecuencia [preguntándole] si no redundaría en su honor y si le gustaría quitártelas; porque sin Él no eres capaz de [hacer] nada. Si te las quita, dale las gracias; mas, si no lo hace, lo soportarás por amor de Él, pero ya no como pecaminosa flaqueza, sino como un gran ejercicio con el cual has de ganarte una recompensa y ejercitarte en la paciencia. Debes estar contento si te da o no su don. Tratados y sermones. Maestro Eckhart
Quien puede prescindir de todas las cosas y no las necesita, es mucho más feliz que aquel que posee las cosas considerándolas necesarias. El mejor de todos es aquel hombre que puede prescindir de lo que no le hace falta. Por lo tanto: quien en grado máximo puede prescindir [de las cosas] y despreciarlas, ha dejado más que ningún otro. Parece una gran cosa cuando un hombre, por amor de Dios, reparte mil marcos en oro y edifica con su dinero muchas ermitas y conventos y da de comer a todos los pobres; esto sería una gran cosa. Pero sería mucho más feliz aquel que despreciara lo mismo por amor de Dios. Poseería un verdadero reino de los cielos aquel hombre que por amor de Dios sería capaz de renunciar a todas las cosas, sea cual fuera lo que Dios diera o no diera. Tratados y sermones. Maestro Eckhart
Verdaderamente pobre en espíritu es aquel hombre que es capaz de prescindir de todo cuanto no es necesario. Por ello, quien estaba desnudo en su tonel, le dijo a Alejandro Magno que dominaba todo el mundo: «Yo soy —así dijo— un señor mucho más grande que tú; pues he despreciado más de lo que tú has conquistado. Lo que a ti te parece valiosa posesión, me resulta demasiado pequeño para [siquiera] despreciarlo». Tratados y sermones. Maestro Eckhart
No debemos poner nuestras miras en semejante recompensa ni contemplarla nunca, y el ojo jamás habrá de fijarse, aunque fuera por una sola vez, en si ganamos o recibimos algo fuera del amor a la virtud. Pues, cuanto menos atados estemos a la posesión, tanto más nos pertenecerá, como dice San Pablo, [este hombre] noble: «Debemos tener como si no tuviéramos y, sin embargo, poseer todas las cosas» (Cfr. 2 Cor. 6, 10). No tiene propiedad quien no apetece ni quiere tener nada, ni en sí mismo, ni con respecto a todo aquello que se halla fuera de él, ah sí, y ni siquiera en lo que a Dios y a todas las cosas se refiere. Tratados y sermones. Maestro Eckhart
Si nos mantenemos libres de las cosas que se hallan fuera de nosotros, Dios nos quiere dar, en cambio, todo cuanto hay en el cielo y el cielo mismo con todo su poder, ah sí, y todo cuanto de él alguna vez ha emanado y lo que tienen todos los ángeles y santos para que sea tan nuestro como es de ellos, y aún más de lo que me pertenece cualquier cosa. A cambio de que yo, por amor de Él, salga de mí mismo, Dios me pertenecerá totalmente con todo cuanto es y puede ofrecer, [me pertenecerá] tanto a mí como a sí mismo, ni más ni menos. Me pertenecerá mil veces más de lo que jamás un hombre cualquiera haya obtenido, guardándolo en el arca, o de lo que se haya poseído a sí mismo. Nunca cosa alguna nos ha pertenecido tanto como Dios será mío con todo cuanto puede y es. Tratados y sermones. Maestro Eckhart
Pues Él quiere pertenecernos solo y totalmente. Lo quiere y se lo propone, y se obstina sólo en que pueda serlo y que se lo permitan. En este hecho residen su máximo deleite y placer. Y cuanto más y en forma más extensa pueda serlo, tanto mayores serán su deleite y su alegría; pues, cuanto más poseamos de todas las cosas, tanto menos lo poseeremos a Él, y cuanto menor sea nuestro amor a todas las cosas, tanto más lo tendremos a Él con todo cuanto Él puede ofrecer. Por eso, cuando Nuestro Señor quiso hablar sobre todas las bienaventuranzas, puso a la cabeza de todas ellas la pobreza en espíritu, y ella era la primera en señal de que toda bienaventuranza y perfección, sin excepción alguna, comienzan con la pobreza en espíritu. Y, en verdad, si hubiera un fundamento sobre el cual se pudiera erigir todo el bien, ese fundamento no existiría sin esta [virtud]. Tratados y sermones. Maestro Eckhart
«Se han enriquecido con todas las virtudes» (Cfr. 1 Cor. 1,5), así está escrito. A fe mía, algo así no puede suceder nunca si uno antes no llega a ser pobre en todas las cosas. Quien quiere recibir todas las cosas, debe también deshacerse de todas las cosas. Éste es un trato justo y un trueque equitativo, según dije una vez, hace mucho ya. Por ello, como Dios nos quiere dar a Él mismo y todas las cosas para que sean libre propiedad nuestra, nos quiere quitar del todo cualquier propiedad. Sí, en verdad, Dios no quiere en absoluto que poseamos tanta cosa propia como la que pueda haber en mis ojos. Porque de todos los dones que nos dio alguna vez, ya sean dones de la naturaleza, ya sean dones de la gracia, nunca dio nada sin querer que no poseyéramos nada en carácter de propiedad; y ni a su Madre ni a ningún hombre ni a ninguna criatura nunca les dio en modo alguno semejante [propiedad]. Y para enseñarnos y otorgársenos, nos quita a menudo ambos bienes, el material y el espiritual. Porque
Una sola obra nos queda justamente y por excelencia, ésta es la anulación de uno mismo. Sin embargo, por grandes que sean esta anulación y este achicamiento de uno mismo, siguen siendo defectuosos si Dios no los completa dentro de uno mismo. Sólo cuando Dios humilla al hombre por medio del hombre mismo, la humildad es completamente suficiente; y sólo así y no antes se hace lo suficiente para el hombre y para la virtud y antes no. (…) La altura máxima del ensalzamiento reside justamente en el profundo fondo de la humillación. Porque, cuanto más hondo y bajo sea el fondo, tanto más altas e inconmensurables serán la elevación y la altura, y cuanto más hondo sea el pozo, tanto más alto es, a la vez; la altura y la profundidad son una sola cosa. Por eso, cuanto más pueda humillarse una persona, tanto más alta será. Y por eso dijo Nuestro Señor: «Si alguno quiere ser el más grande ¡que se haga el más humilde entre vosotros!» (Cfr. Marcos 9, 34). Quien quiere ser aquello debe llegar a ser est
Un hombre que debía reiniciar una vida nueva, y yo dije lo siguiente: que ese hombre debería llegar a ser un hombre que buscara a Dios en todas las cosas y que encontrase a Dios en todo momento y en todos los lugares y con toda clase de gente en cualquier modo. En este empeño se puede avanzar y crecer siempre, sin cesar, en un progreso que nunca llega a su fin. Tratados y sermones. Maestro Eckhart
Luego preguntaron: ¿Por qué Dios no se lleva a aquellos hombres de los cuales sabe que perderán la gracia bautismal, haciéndolos morir en su infancia antes de que lleguen a usar la razón, ya que sabe de ellos que caerán y no se levantarán más?… pues esto sería lo mejor para ellos. A lo cual he contestado: ¡Dios no es un destructor de ningún bien sino que es un cumplidor! Dios no es un destructor de la naturaleza sino que la perfecciona. La gracia tampoco destruye a la naturaleza sino que la perfecciona. Si Dios entonces, en un comienzo, destruyera así a la naturaleza, le haría violencia e injusticia; y esto no lo hace. El hombre tiene libre albedrío con el cual puede elegir entre el bien y el mal, y Dios le ofrece [para que elija] la muerte por la mala acción y la vida por la buena acción. El hombre ha de ser libre y señor de todas sus acciones, y no destruido ni obligado. La gracia no destruye a la naturaleza, sino que la perfecciona. La gloria no destruye a la gracia, sino que la per
La bondad de Dios pretende lo óptimo para todas las cosas. Tratados y sermones. Maestro Eckhart
Sin duda alguna nuestro leal Dios toma a cada hombre en lo que es óptimo para él. Tratados y sermones. Maestro Eckhart
Oh, qué vergüenza! ¿Hasta cuándo seguiréis oyendo o leyendo esto sin creerlo y aceptarlo? Me refiero a todo lo que nuestros padres escribieron y hablaron en los tiempos pasados, a lo que es la flor y nata de las Escrituras. O estáis tan ciegos que la luz de la fe ya no puede ayudaros a entender lo que leéis, o estáis tan envenenados por una secreta envidia, que sois incapaces de creer que un bien tan grande pueda llegar a vuestros hermanos y no a vosotros. Creedme, si sois sensatos, estaréis vigilando a vuestro enemigo y sus insidias; pues lo que quiere es que confiéis más en vuestra propia razón que en la antigua sabiduría de nuestros padres verdaderos, el poder de la gracia y los designios de nuestro Señor. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Pero ¿dónde encontrar una persona tan enteramente comprometida y tan firmemente anclada en la fe, tan sinceramente transparente y verdadera que ha reducido su yo a nada, por así decir, y tan exquisitamente alimentada y guiada por el amor de Dios? ¿Dónde encontraremos una persona amante rica en experiencia trascendente que tiene conocimiento vivo de la omnipotencia del Señor, de su inefable sabiduría y bondad radiante? ¿Alguien que perciba la unidad de su presencia esencial en todas las cosas y la unicidad de todas ellas en él, tan bien que someta todo su ser a él, en él, y convencida por su gracia de que si no lo hace nunca será totalmente transparente y sincera en su esfuerzo por reducir a nada su propio yo? ¿Dónde está ese hombre sincero que, llevado de su noble resolución de reducir a nada su propio yo y con el alto deseo de que Dios sea todo en la perfección del amor, merezca experimentar la vigorosa sabiduría y bondad de Dios que le socorre, le ampara y le guarda de sus enemigos d
Amigo mío, ¡fíjate! Nuestro poderoso Señor, él que es amor, él que está lleno de sabiduría y de poder, él mismo guardará, defenderá y socorrerá a todos los que se olvidan totalmente de sí mismos y ponen su amor y confianza en él. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
El sabio dice aquí lo siguiente: «No te dejes vencer por el miedo angustioso si el enemigo viene (como vendrá) con repentina saña, golpeando y martilleando en las paredes de tu casa; o si mueve alguno de sus poderosos agentes a que se levanten repentinamente y te ataquen sin previo aviso». Seamos claros en esto: el enemigo se ha de tomar en serio. Todo el que comienza esta obra (no importa quién sea) está expuesto a sentir, oler, gustar u oír algunos efectos sorprendentes amañados por este enemigo en uno u otro de sus sentidos. No te extrañes, por tanto, si llega a suceder. No hay nada que no quiera intentar a fin de echarte abajo de las alturas de una obra tan valiosa. Y por eso te digo que vigiles tu corazón en el día del sufrimiento, esperando con gozosa confianza en el amor de tu Señor. Pues el Señor está a tu lado y tu pie no tropezará. Si, estará muy cerca de ti, pronto a ayudarte. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Si guardas esta ley del amor y este consejo vivificador, será realmente la vida de tu espíritu, como dice Salomón. En tu interior conocerás el reposo de morar en el amor de Dios. Hacia él exteriormente, toda tu personalidad unificada irradiará la belleza de su amor, pues con una fidelidad indefectible te inspirará la respuesta más adecuada en tu trato con tus hermanos cristianos. Y de estas dos actividades (el amor interior de Dios y la expresión externa de tu amor a los demás) penden toda la ley y los profetas, como dicen las Escrituras. Después, a medida que te perfecciones en la obra del amor, tanto de dentro como de fuera, irás adelantando en tu camino apoyado en la gracia (tu guía en este viaje espiritual), ofreciendo amorosamente tu ciego y puro ser al glorioso ser de tu Dios. Aunque son distintos por naturaleza, la gracia los ha hecho uno. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
La alta sabiduría espiritual conseguida en este trabajo brota libre y espontáneamente del fondo más profundo e íntimo del espíritu. Es una sabiduría oscura e informe, que está muy lejos de todas las fantasías de la razón o de la imaginación. Jamás la fatiga y el esfuerzo de las facultades naturales serán capaces de producir algo semejante. Pues lo que producen, por sublime o sutil que sea, comparado con esta sabiduría, es poco más que la fingida vacuidad de la ilusión. Está tan distante de la verdad, visible a la luz radiante del sol espiritual, como la palidez de los rayos de la luna en una noche de invierno lo están del esplendor del sol en el día más claro en pleno verano. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Feliz, en verdad, es ese hombre que encuentra la sabiduría que le unifica y le une a Dios. Feliz aquel que ofreciendo a Dios la oscura conciencia de su propio yo enriquece su vida interior con una ciencia amorosa, delicada y espiritual que trasciende con mucho todo conocimiento connatural o adquirido. Vale mucho más esta sabiduría y el sosiego de esta obra interior, llena de delicadeza y de finura, que poseer oro y plata. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
No hay tesoro escondido que te dé mejor provecho... Hijo mío, actúa en todo con reflexión y prudencia, no las pierdas de vista y te servirán de adorno. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Mejor es andar en busca de sabiduría que en busca de plata. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Feliz el hombre que ha encontrado la sabiduría, dichoso el que alcanza la inteligencia. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Tu afecto interior quedará colmado con una abundancia de amor y una bondad práctica que manará de tu vida en Dios, el cual es el fondo de tu ser y la simplicidad de tu corazón. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Tuviste, naturalmente, un comienzo -ese momento en el tiempo en que te creó de la nada-, pero tu ser ha estado y estará siempre en él, desde la eternidad y por toda la eternidad, pues él es eterno. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Quiero que entiendas claramente que en esta obra no es necesario indagar hasta el más mínimo detalle sobre la existencia de Dios ni tampoco de la tuya. Pues no hay nombre, ni experiencia, ni intuición tan afín a la eternidad de Dios como la que tú puedes poseer, percibir y experimentar de hecho en la ciega conciencia amorosa de esta palabra: es. Descríbelo como quieras: como Señor bueno, amable, dulce, misericordioso, justo, sabio, omnisciente, fuerte, omnipotente; o como conocimiento sumo, sabiduría, poder, fuerza, amor o caridad, y encontrarás todo esto junto escondido y contenido en esta palabrita: es. Dios en su misma existencia es todas y cada una de estas cosas. Si hablaras de él de mil maneras diferentes, no irías más allá ni aumentarías el significado de esta única palabra: es. Y si no usaras ninguna de ellas, no habrías quitado nada de la misma. Sé, pues, tan ciego en la amorosa contemplación del ser de Dios como lo eres en la desnuda conciencia de ti mismo. Cesen tus faculta
Y el hombre no puede tener mayor amor que sacrificar su mismo yo por el bien de todos los que son sus hermanos y hermanas por naturaleza y por gracia. Pues el espíritu es de mayor dignidad que la carne y por lo mismo es más valioso unir el espíritu a Dios (que es su vida) por el sublime alimento del amor que unir la carne al espíritu (que es su vida) por la comida de la tierra. Es importante, por supuesto, alimentar el cuerpo, pero si no alimentas también el espíritu, no has hecho nada. Los dos son buenos, pero el primero, por si mismo, es el mejor. Un cuerpo sano nunca merecerá la salvación; pero un espíritu robusto, aunque esté en un cuerpo frágil, no sólo puede merecer la salvación sino también llegar a la plena perfección. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Así como todos los hombres se perdieron en Adán cuando se apartó del amor que le hacia uno con Dios, de la misma manera, todos los que por fidelidad a su propio camino de vida manifiestan su deseo de salvación, lo recibirán por la sola Pasión de Cristo. Pues Cristo se dio todo entero, en sacrificio perfecto y completo. No se limitó a la salvación de una persona en particular, sino que se dio a sí mismo sin reserva por todos. Con amor universal se dio a si mismo en ofrenda verdadera y perfecta, entregándose sin reserva de manera que todos los hombres pudieran unirse a su Padre tan efectivamente como él lo estaba. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Deja la conciencia de tu ser, desnuda de todo pensamiento sobre sus atributos, y tu mente totalmente vacía de todo detalle particular relativo a tu ser o a cualquier otra criatura. Tales pensamientos no pueden satisfacer tu necesidad presente, tu ulterior crecimiento, ni te pueden llevar a ti o a otros a una mayor perfección. Abandónalos. En verdad, estas meditaciones te son ahora inútiles. Pero esta conciencia global de tu ser, concebida en un corazón indiviso, satisfará tu necesidad presente, tu ulterior crecimiento, y te llevará a ti y a toda la humanidad a una perfección más alta. Créeme, supera el valor de cualquier pensamiento particular, por sublime que sea. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Basta para dar culto perfecto a Dios hacerlo con la sustancia de tu alma, es decir, con el ofrecimiento de tu ser desnudo. Sólo esto constituye la primicia de tus frutos; será el interminable sacrificio de alabanza, que exige el amor de ti y de todos los hombres. El libro de la Orientación Particular. Anónimo
Si comienzas a analizar hasta el fondo de algo una o todas las sutiles facultades y las excelsas cualidades del hombre (pues es la más noble criatura de Dios), llegarás al final a las más lejanas conquistas y a las últimas fronteras del pensamiento para encontrarte allí a ti mismo cara a cara con el ser puro mismo. Y si te sirvieras de este análisis para elevarte tú mismo al amor y a la alabanza de tu Señor Dios que te dotó del ser, ¡y qué ser tan noble! (como puede revelarlo la meditación sobre la naturaleza humana), fíjate adónde te puede llevar eso. Al principio a lo mejor dices: «Yo soy existo; veo y siento que soy que existo. Y no sólo existo sino que poseo toda clase de talentos y dones personales». Pero después de hacer el recuento de todo esto en tu mente, aún podrías dar un paso más y recogerlo todo en una sencilla oración que abarca todo esto. Hela aquí: Lo que soy y la manera como soy con todos mis dones de naturaleza y de gracia, tú me los has dado, Señor, y tú eres todo e
Levántate, pues, con decisión y toma esta medicina. Eleva tu yo enfermo, tal como eres, al Dios lleno de gracia, tal como es. Deja atrás toda indagación y especulación profunda sobre tu ser o el suyo. Olvida todas estas cualidades y todo lo referente a ellas, sean puras o pecaminosas, naturales o gratuitas, divinas o humanas. Nada importa ahora sino el libre ofrecimiento a Dios de esa ciega conciencia de tu ser desnudo, para que la gracia pueda envolverte y hacer de ti espiritualmente una sola cosa con el precioso ser de Dios, de una manera totalmente simple según responde a su ser. El libro de la Orientación Particular. Anónimo