Si tienes flaquezas, ruega a Dios con frecuencia [preguntándole] si no redundaría en su honor y si le gustaría quitártelas; porque sin Él no eres capaz de [hacer] nada. Si te las quita, dale las gracias; mas, si no lo hace, lo soportarás por amor de Él, pero ya no como pecaminosa flaqueza, sino como un gran ejercicio con el cual has de ganarte una recompensa y ejercitarte en la paciencia. Debes estar contento si te da o no su don. Tratados y sermones. Maestro Eckhart

Comentarios

Entradas populares de este blog

La alegría