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Mostrando entradas de 2018

"Ven, Señor"

Maranatha significa "Ven, Señor". Pueden usar otra palabra, pero yo recomiendo Maranatha. Creo que es importante usarla, si lo desean. El objetivo principal  de la oración,  como ya les he sugerido,  es llevarlos al silencio. No es una palabra mágica. No es una palabra con propiedades esotéricas o algo por el estilo. Simplemente es una oración dentro  de nuestra  tradición. Maranatha es probablemente la oración cristiana más antigua, después del Padrenuestro. Es la palabra que nos pacifica y que nos conduce al descanso y a la calma. Ciertamente, para comenzar, recomendaría una palabra que tenga por lo menos una vocal abierta para pronunciar. Creo que, de acuerdo con todo lo considerado,  la mejor palabra para comenzar es Maranatha. El mejor momento  para orar varía mucho de acuerdo con la química corporal de cada individuo. El mejor horario para muchos es, probablemente, temprano en  la mañana , antes del desayuno, cuando estamos más despejados. Tal vez una ducha fría po

Nepsis

El término griego para hablar de la vigilancia es nepsis, una virtud que es condición fundamental para comenzar, mantenerse y progresar en la vida espiritual: «La continuidad engendra la costumbre, y ésta otorga a la vigilancia una cierta densidad natural», escribía Hesiquio de Batos. Esta atención continua es la que hizo prudentes y sabias a las vírgenes del Evangelio (Mt25, 1-13). En la doctrina filocálica, la vigilancia presenta una progresión: para los que comienzan, está vinculada al miedo a la muerte y al Juicio Final: «Velad, porque no sabéis cuándo será el día ni la hora» (Mt 25,13). Después, la vigilancia se convierte en un austero ejercicio de atención frente a todos los pensamientos que asaltan a la mente para renunciar a ellos. Gracias a esta rigurosa vigilancia, el espíritu alcanza una claridad interior muy equilibrada y penetrante, que lo defiende de toda turbación. De este modo, la vigilancia introduce en la plena hesiquía, palabra griega de difícil traducción que signi

La verdad os hará libres

Jesús  nos  dijo: "La  verdad os hará libres". La oración  es nuestro camino a la perfecta libertad de espíritu y éste es una llamada a la que cada uno de nosotros  deberá responder  -el  don de nuestra creación-,  y responder  desde las profundidades de nuestro  propio ser, de manera que podamos alcanzar esta perfecta libertad de espí­ritu. Cuando comenzamos a orar, debemos entender claramente que la oración es una disciplina. No hay libertad si no asumimos la disciplina, y comenzar a orar es nuestro compromiso con esa disciplina. La oración no es algo que hagamos a partir  de una técnica mágica. Involucra Ja  respuesta humana  más completa,  una respuesta a una disciplina diaria, a una disciplina de por vida que nos conduce a esta absoluta libertad de espíritu. John Main OSB. Silencio y quietud.

La cual noticia amorosa

La cual noticia amorosa se recibe pasivamente en el alma al modo de Dios sobrenatural, y no al modo del alma natural, y síguese que para recibirla ha de estar esta alma muy aniquilado en sus operaciones naturales, desembarazada, ociosa, quieta, pacífica y serena al modo de Dios... De donde el alma no ha de estar asida a nada: no a ejercicio de oración, no a sabor alguno, ahora sea sensitivo ahora espiritual, no a otras cualesquiera aprensiones, porque se requiere el espíritu libre y aniquilado acerca de todo... San Juan de la Cruz (selección de Paloma Marchesi-Sanados por el amor) 

El sentido de la vida espiritual

El sentido de la vida espiritual: Volver a dar al alma su verdadera naturaleza, purificando todo cuando esconde su belleza más honda, hasta que el espejo humano vuelva reflejar la luz divina, y su reflejo nos permita de nuevo contemplarla. Esto significa que el hombre/mujer libremente deberá progresar y tender hacia Dios, y no hacia el mal, porque es allí donde encuentra su verdadero valor y su verdadera imagen. Paloma Marchesi CM. Sanados por el Amor

Nacidos del Amor

Aunque hemos nacido del Amor y somos Amor, el yo profundo no tiene la suficiente fuerza para reflejar el Amor. Nos encontramos bloqueados, alienados de nosotros mismos, con una oscuridad interior a la que no terminamos de poner nombre. "(...) no hay luz sin sombra ni totalidad psíquica exenta de imperfecciones. Para que sea redonda, la vida no exige que seamos perfectos sino completos; y para ello se necesita "el aguijón de la carne ", el sufrimiento de defectos sin los cuales no hay progreso... " (Carl Jung. Sueños) Paloma Marchesi CM. Sanados por el Amor 

El sentido de la vida espiritual

El sentido de la vida espiritual: volver a dar al alma su verdadera naturaleza, purificando todo cuando esconde su belleza más honda, hasta que el espejo humano vuelva reflejar la luz divina, y su reflejo nos permita de nuevo contemplarla. Esto significa que el hombre/mujer libremente deberá progresar y tender hacia Dios, y no hacia el mal, porque es allí donde encuentra su verdadero valor y su verdadera imagen. Paloma Marchesi. Sanados por el Amor

FELIZ NAVIDAD

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Virgen de Senigallia Piero de la Francesca (1474) "La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.  Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.  Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.  Juan da testimonio de Él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad" Evangelio según San Juan  1,1-18.

Todos necesitamos ser estimulados

Todos necesitamos ser estimulados para transitar fielmente el camino todos los días, retornando a nuestra oración, cada mañana y cada tarde. Pero no necesitamos ser animados en cuanto a nuestro progreso en la disciplina. Eso sería un acercamiento completamente egoísta y egocéntrico a la oración. No obstante, no debemos desalentarnos, si reflexionamos constantemente sobre lo que Dios ha cumplimentado en Cristo. Mirándolo desde su perspectiva, es Su gloria lo que cuenta. Desde nuestra perspectiva (si estamos separados) es nuestra fe, y no nuestro progreso, lo que importa. Deberíamos, desde la pobreza de la oración, dejar todo nuestro progreso de lado. El camino de la fe es también el camino de la humildad. Humíllense pues, bajo la poderosa mano de Dios para que, llegada la ocasión, los ensalce: confíenle a Él todas sus preocupaciones, pues Él cuida de ustedes. Esta fiel humildad y humilde fidelidad es el camino de la oración. Cada vez que nos sentamos a orar, dejamos humildemente to

El don de su Espíritu

El don de su Espíritu que recibimos es infinito. Es el don de la totalidad de Dios volcando su Espíritu en nuestro interior; nuestra respuesta deberá reflejar esa generosidad y totalidad. No es una llamada para que, como cristianos, respondamos ocasional o tibiamente desde la mente.  Deberemos  responder a la llamada con generosidad, con todo lo que somos, con todo lo que tenemos. Y tenemos mucho para ofrecer. Tenemos nuestros corazones, nuestras mentes, nuestras vidas, que, cuando oramos, se integran, concentran y alinean con Cristo. Todo lo que somos se armoniza con Su ser, con Su amor. Nada queda excluido. Simplemente deberemos aprender a repetir la oración con total fidelidad, total generosidad y total atención. El don está otorgado. Todo lo que tenemos que hacer es abrirnos a él, darnos cuenta. Pero debemos encarar nuestra tarea y seguir nuestro camino con simplicidad, con humildad y con gentileza. Debemos aprender a ser muy gentiles con nosotros mismos cuando comenzamos a arra

Para comenzar a orar

Para comenzar a orar, sólo necesitamos la determinación de comenzar. Comenzar a descubrir nuestras raíces, comenzar a descubrir nuestro potencial, comenzar a retomar a la fuente. Y Dios es nuestra fuente. En la simplicidad de la oración, más allá de todo pensa­miento y de toda imaginación, descubrimos en profunda simplicidad que estamos en Dios, comenzamos a comprender que estamos en Dios en quien vivimos y nos movernos y tenemos nuestro ser. Podemos intentar describir esta creciente conciencia, descubierta en el silencio y en el compromiso diario, como "conciencia indivisa". La oración es, simplemente, este estado de simplicidad que nos conduce  a un desarrollo  completamente maduro  de nuestra inocencia original. Como lo expresó Santa Catalina de Génova: "-Mi yo es Dios. No me conozco a mí misma salva si no es en Dios". Lo maravilloso de la proclamación del cristianismo es que rodos estamos invitados a este estado de simple y amorosa unión con Dios. Esto es lo

El recuerdo de lo divino

El recuerdo de lo divino se manifiesta en nosotros como una nostalgia profunda, como un anhelo hondo de coherencia e integridad, discerniendo los movimientos íntimos del alma... Como un querer ser fiel a ese "susurro" que se experimenta muy adentro pero que es difícil descifrar; como un deseo de volver a "casa", a nuestro origen, al centro de unificación interior donde nos hayamos bien con nosotros mismos y con los demás. Ese hondo anhelo es lo que hace que nos pongamos en camino sin darnos por vencidos, porque intuimos que es "el corazón" ese centro que unifica las nuestras vidas. Paloma Marchesi. Sanados por el Amor 

La iglesia primitiva

La iglesia primitiva fue absolutamente clara  en cuanto a que nuestra llamada es a entrar  en la vida de Dios. Ningún  objetivo comparado  con éste es prioritario.  Los cristianos primitivos también sabían que la forma de llegar a esta vida de Dios es a través de la  conciencia  humana de Jesús, que se encuentra  en lo profundo de nuestro ser. La oración es, simplemente, la peregrinación  al corazón, en donde encontraremos  el Espíritu de Jesús adorando al Padre en amor. La oración cristiana es, simplemente, abrirnos a ese amor del Espíritu. El significativo plan del universo es una llamada a compartir la vida de Dios en Cristo. Nuestra tradición nos enseña que éste es una llamada comunitaria y no sólo para especialistas. Simplemente tenemos que escucharla. Cualquiera que se tome un tiempo para permanecer en silencio, escuchará esa llamada en su corazón. Respondemos a ésta permaneciendo completamente abiertos. Limpiar nuestros corazones y nuestras mentes de todo lo extraño es el cam

El maestro Eckhart

Los místicos alemanes del siglo XIV con el maestro EcKhart y otros dominicos, nos presentan una visión positiva del ser humano. Un hombre creado a imagen y semejanza de Dios, un Dios que está cerca, pero del que nosotros estamos lejos; que está en el interior y que se nos da continuamente, pero nosotros estamos ocupados en mil cosas y no lo percibimos. Si toda la creación lleva una huella de Dios, el ser humano, además, creado a su imagen y capaz de Dios, posee una receptividad hacia Dios tal, que le permite conocer a Dios y gustar de Él. Por ello, Eckhart compara el alma con el templo de Dios:  "ha hecho el alma del hombre tan semejante a sí mismo, que ni en el cielo ni en la tierra, entre todas las criaturas espléndidas, creadas tan maravillosamente por Dios, no hay ninguna que se le asemeje tanto, como el almas humanas sola" Paloma Marchesi Cm. Sanados por el Amor

La oración es importante

La oración es importante para nosotros, porque es el proceso por medio del cual mantenemos nuestro contacto con el centro creativo de nuestro ser; abiertos y en un constante y continuo estado de expansión. Entonces la oración es un proceso por medio del cual se libera en nuestro interior  la energía creativa. En nuestro moderno mundo secular, olvidamos fácilmente nuestro origen divino, nuestra fuente divina y que la energía incandescente de nuestro propio espíritu emana del Espíritu de Dios. Olvidamos que Dios es nuestro creador y, al olvidarlo, perdemos contacto con nuestra propia naturaleza esencial. Al perder ese contacto con nuestro origen divino, nos deshumanizamos. Cada uno de nosotros tiene la tarea de descubrir la propia capacidad espiritual interior. Es decir, descubrir nuestro propio potencial creativo en nuestro interior, nuestro potencial para responder plenamente al don de nuestra propia vida y de las vidas de los demás y, finalmente, al don de toda la creación. John

Un grupo de cristianos

Un grupo de cristianos que se reúne para orar, para orar y para adorar no constituye una mera reunión social. Es un grupo consciente de su fuerza: una fuerza que surge de la realidad trascendente de la presencia del Señor Jesús en medio de ellos. El propósito de su encuentro es, antes que nada, estar atentos a la realidad de esta presencia, profundizar su receptividad silenciosa, hacer de ella (o que ya es) la suprema realidad de sus vidas. Entonces, cada miembro del grupo está centrado en el otro, apartado de sí mismo o de sí misma, volcado hacia el Señor vivo. De esta manera, el grupo se transforma verdaderamente en una comunidad como la descripta al final del segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles: El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. [...)  Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común. John Main OSB. Silencio y quietud

La verdadera contemplación

La verdadera contemplación de Dios consiste en que el alma que dirige su mirada a Dios no deja nunca de añorarlo.  Gregorio de Nisa

Maranatha

En una ocasión participó de nuestros grupos una anciana irlandesa. Yo, en su momento, le expliqué lo que tenía que hacer. Hablando al grupo, les dije que la palabra para rezar que recomendaba era "Maranatha". Lo recomiendo porque es una palabra aramea, el lenguaje que hablaba Jesús, y porque tal vez sea la oración más antigua de la Iglesia. San Pablo finaliza la  Primera Carta a los Corintios con esta palabra. Juan finaliza el Apocalipsis  con ella, y puede ser encontrada en el Deuteronomio. A lo largo de La nube del no saber, el autor nos anima a elegir una palabra que tenga pleno significado; pero que, una vez elegida, nos apartemos del significado y sus asociaciones, para escucharla como un sonido. Desde ese punto de vista, "Maranatha" es perfecta. De todas maneras, esta buena señora escuchó todo lo dicho y luego participó de nuestra oración. Cuando finalizó nuestro silencio, ella me dijo: "Oh padre, me pasó algo terrible cuando entré en el salón de oraci

Cuanto más se acerca el alma a Dios

Cuanto más se acerca el alma a Dios, tanto más profundamente se percata de la inagotable incomprensibilidad de Dios.  Gregorio de Nisa

El propósito de nuestra oración

El propósito  de nuestra  oración  es avanzar, a lo largo del camino, hacia la plenitud de nuestra propia humanidad. Orar es, simplemente, aceptar el don de nuestra propia creación y desarrollar el potencial que tenemos para responder a ese don de una manera plena. No somos personas para vivir en la superficie o condenadas a vivir a partir de emociones superficiales. Orar es dejar de lado lo superficial, abandonar la superficie para entrar en las profundidades de nuestro propio ser. La razón por la cual oramos, dentro de nuestra tradición cristiana, es que creemos que Jesús ha enviado su Espíritu a lo profundo de nuestro ser, a habitar en nuestros corazones. Para utilizar otras palabras, el Espíritu de Dios, el Espíritu del Creador  del universo habita en nuestros corazones y, desde ese silencio, es amor para todos. Dentro  de la tradición cristiana, orar es simplemente estar abiertos al Espíritu de Amor (el Espíritu de Dios). Una de las cosas que aprendemos a medida que maduramos

Que todos sean uno

Que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en mi y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. Yo les di la gloria que Tú me diste, para que sean uno como lo somos nosotros. Yo en ellos y Tú en mí, para que sean plenamente Uno (Juan 16, 21-23). Nosotros sólo seremos uno con Dios si, como Jesús, tenemos el coraje de descender a los abismos de nuestra alma y hacer que todo se empape del Espíritu y del amor de Dios. Entonces, en el fondo de nuestra alma, llegaremos a ser uno con Dios. Anselm Grün. Las bienaventuranzas un camino de plenitud

Orar es...

Orar  es, de muchas maneras, un acto sacrificial. Nos entregamos, nos ofrecemos,  a Dios abandonando  todo lo que somos y simplemente  recitamos nuestro  mantra.  Éste es al mismo tiempo el desafío y la fuerza para enfrentarlo. Requiere nuestra confianza, y debemos aprender a confiar absolutamente. Lo que averiguamos a partir de nuestra propia experiencia es que cuando confiamos fielmente, el chorrito de vida se convierte en un torrente. Nuestro acto de confianza derriba las barreras de nuestro propio ego. Como descubrimos en nuestro  propio proceso de peregrinación,  éste es solamente un principio. Como dice San Pablo, "comenzamos en la fe, continuamos en la fe y arribamos a la fe". Nuestra vida cristiana, la fuerza de la vida de Cristo en nuestro interior, está en continua expansión y creciendo constantemente en nuestros corazones. La oración es una entrada a la proximidad de Dios. Dios puede ser encontrado en nuestros corazones. Y cuando oramos, entramos en Su espacio i

La experiencia de la oración

La gente se pregunta a menudo cómo será la experiencia de la oración. En el fondo se preguntan qué es lo ocurre. En el silencio: paz. En el silencio: presencia. Y silencio más profundo. El camino hacia ese silencio necesita de nuestra paciencia, de nuestra fidelidad. Es necesario que, dentro de nuestra tradición cristiana, aprendamos a repetir el mantra. Como dijo Juan Casiano, el mantra contiene todo lo que la mente humana  puede expresar y todo lo que el corazón humano puede sentir. Esa pequeña palabra conlleva y nos conduce al interior del silencio, el silencio de energía creativa. No debemos preocuparnos por el tiempo que nos lleve. "Para el Señor mil años son como un día".  Lo único que importa es que estamos en el camino y el camino es la simplicidad de nuestra oración diaria, cada mañana y cada tarde el camino está explicado en las palabras de San Pablo a los romanos: Los exhorto pues, hermanos,  por la misericordia de Dios, a que ofrezcan sus cuerpos como una vícti

Nuestro mundo necesita

Nuestro mundo necesita, urgentemente, hombres y mujeres arraigados en si mismos, confiando en su propio ser, confiando en su propia capacidad para el bien, su propia capacidad para amar y ser amados. Para esa confianza necesitamos sentimos completos y restaurados, al orar cada mañana y cada tarde. Una vez que estemos arraigados y en quietud, comenzaremos nuestra próxima gran tarea de aprender a estar atentos al misterio en el corazón de la creación, aprendiendo a vivir nuestras vidas en armonía con el misterio. ¿Qué significa estar vivo? Seguramente, es ser conscientes de estar vivos, de ser, y esa conciencia se intensifica por la conciencia que tenemos de la existencia de los otros, por la conciencia de la existencia de toda la creación, por nuestra conciencia de la existencia de Dios. Nuestra vida alcanzará profundidad y su plenitud humana, cuando comencemos a darnos cuenta de que existir es amar. Cada uno tiene la absoluta capacidad de amar y ser amado, y la oración es simplement

Lo profundo de nuestro corazón

La oración es, de alguna manera, como una excavación minera, ya que tenemos que ir a lo profundo de nuestro corazón, y -desde la perspectiva cristiana- este descenso a las profundidades  de nuestro ser deja al descubierto el gran tesoro que cada uno de nosotros posee: el Espíritu de Dios en nuestro interior. Sería de mucha utilidad orar temprano  en  la mañana  y temprano en la tarde. Cada uno tiene que encontrar,  dentro de las cir­cunstancias de su vida, los momentos que mejor le acomoden. Pero si pueden, mediten temprano como primera actividad  de la mañana , y como primera actividad  de la tarde . Es bueno llegar a la oración purificados, lavarse por lo menos la cara y las manos, de manera de limpiar el polvo del día o el aletargamiento  de la noche . Este lavado nos prepara físicamente para permanecer  alertas a la pureza de la oración. Luego debemos preparar nuestro espíritu respirando regular, calmada y profundamente. Esto preparará el escenario para el trabajo serio al que

Nuestra sociedad

Desgraciadamente, en nuestra sociedad compleja y egocéntrica, pensamos que la oración es algo extraordinario. Y, no obstante, es algo para lo cual hemos sido creados: para la simplicidad, la unicidad, floreciendo hacia un estado de absoluta paz y unidad. La oración es la parte más ordinaria de nuestras vidas, cuando somos de verdad nosotros mismos. En la quietud somos simplemente nosotros, no estamos recordando nuestros pasados egos ni luchando para convertir­nos en una persona diferente de la que somos. En la quietud estamos cada vez más profundamente arraigados en Dios, la fuente creadora y el Ser Supremo, el "gran Yo Soy". En estos momentos de suprema cotidianeidad, vivimos de las profundidades de esa Eterna Existencia y no desde las superficialidades de nuestras identidades egocéntricas. La fuerza de nuestro ser nos pertenece en Dios. En épocas recientes, el cristianismo ha perdido contacto con uno de los misterios más significativos: la plenitud de esta fuerza otorgad

Come con alegría tu pan

Anda, come con alegría tu pan y bebe de buen grado tu vino, que Dios está ya contento con tus obras. Viste ropas blancas en toda la sazón, y no falte perfume en tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas, todo el tiempo de tu vana existencia que se te ha dado bajo el sol, ya que tal es tu parte en la vida y en las fatigas con que te afanas bajo el sol. Ecl 9,7-9

Nuestras vidas están ocupadas y son ruidosas

Nuestras  vidas no sólo están ocupadas, sino que  también son ruidosas. Pero si pretendemos cambiar nuestras vidas y descubrir su significado, profundizarlas y crecer verdaderamente en conciencia, tendremos que arraigarnos en el silencio, arraigarnos en el espíritu, en el misterio cuya profundidad nunca puede ser sondeada y cuyo significado se encuentra solamente en la consumación de esa unión. Cada uno es llamado a entrar en este misterio con asombro, con todo nuestro ser, en la total y completa inmediatez del momento presente, que es el momento eterno de Dios. Ser tocados por esta maravilla es reverenciar y, por lo tanto, conocer con una certeza absoluta que parte de nuestra propia experiencia, que la energía de la creación y la fuerzo del amor, habitan en el Corazón humano, en el silencio y la quietud de la pura conciencia. John Main OSB. Silencio y quietud

Contacto con lo esencial

No debemos llegar a nuestra oración buscando experiencias, ni siquiera la experiencia de la luz o la iluminación. Llegamos a ella por­ que hemos llegado a entender que cada uno de nosotros, en nuestras vidas, debe hacer contacto con lo esencial. Llegamos a la oración porque sabemos que no podremos vivir con significado, si no nos abrimos, con toda seriedad y disciplina, a la fuente de significado, que encontraremos  en nuestro ser más profundo. Los que tenemos una vaga noción del Evangelio, sabemos que hemos sido creados por amor y para amar. Lo sabemos o por lo menos lo sospechamos. Pero también sabemos que no podemos demandar amor. El amor no puede ser ganado, el amor es dado y es revelado en Jesús, quien a su vez nos revela personalmente cuán grande es el amor de Dios por nosotros. El mismo Jesús nos ha dicho que Él ha puesto su amor en nuestros corazones, y al orar no nos lanzamos a ganar el amor de Dios o a merecer ese amor, sino que simplemente nos abrimos a Jo que nos ha sido

La disciplina

Es necesario orar  todos los días y eso, también,  es duro para las personas en nuestra sociedad actual: practicar una disciplina que no tiene que ver con el rédito que podremos sacar de ella, sino una disciplina simplemente involucrada en ser. Ser la persona para la que hemos sido creados  es permanecer  arraigados  en lo profundo  de nuestro propio centro espiritual. Para alcanzarlo, necesitamos sim­plemente retornar  a diario, cada mañana y cada tarde, a la práctica. Repetir nuestro mantra, hacer sonar nuestra palabra, para entrar en una simplicidad cada vez más profunda. Aristóteles definió la eternidad como el "perpetuo  ahora". La fuerza de la oración reside en buscar y permanecer totalmente en este preciso momento, sin pensar en el pasado, ni lamentándonos por él ni analizándolo. Ni tampoco planeando el futuro. Dios es Amor. Dios es ahora. Una de las cuestiones con las que nos enfrentamos  cuando a pren­demos a orar es la dificultad que tenemos para imaginar que el

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

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2 de Diciembre PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO TIEMPO DE ESPERA "En humildad y pobreza viene, humildes y pobres le hemos de recibir. A ser sacrificio viene, con sacrificio prepararemos la casa en que vivirá; y aunque es niño y chiquito, es Dios, y muy grande, y por eso, no es pequeña cosa preparar posada al gran Dios" San Juan de Ávila 

Alguna motivación

Cuando comienzan a orar tienen que tener alguna motivación. Tienen que tener un objetivo que les permita continuar, un empujón para comenzar el camino. No hay mejor incentivo que el alcanzar este estado de armonía interior y exterior. La paz es un objetivo noble y al mismo tiempo unificador. En muchas de las Sagradas Escrituras, tanto dentro  de las tradiciones  orientales  como de las occidentales,  esta meta es descripta como un estado de bendición, de gloria, de salvación o simplemente de vida. La sensación es estar plena y humanamente vivos. Entonces, si necesitan una motivación para orar, ésa debería ser la mejor de las motivaciones. Pero una vez que comienzan a orar regular y diariamente, comenzarán  a darse cuenta de que la oración opera por su propia dinámica. Una vez que hayan comenzado a orar, se darán cuenta de que cada vez tienen  menos demandas y que ya no buscan recompensas. Oramos simplemente porque  ésta es la forma más clara que he­mos encontrado para alcanzar la se

El camino es simple

El camino es simple. Requiere cierta conciencia de su importancia, una dosis de humildad para comenzar y una cierta fidelidad y coraje para perseverar; la voluntad, sobre todo, de dejarnos conducir a la plenitud. Todas éstas son cualidades humanas esenciales y son las condiciones necesarias para cualquier contacto fructífero con la vida. El camino es un camino común. No oramos para hacer de la vida algo sensacionalista, sino para percibir la vida en todos sus aspectos como lo que es: un gran misterio. Nuestro  mayor peligro y nuestra mayor tentación es complicarla. Pero si estamos verdaderamente  en el camino, si la pobreza de la oración es el centro de nuestras vidas­, seremos cada vez más simples. Veremos cada vez más profundamente la simplicidad de la llamada de Jesús a cada uno de nosotros, animán­donos a dejar todo de lado para seguirlo a la infinita libertad de su unión con el Padre. John Main OSB. Silencio y quietud

Ser como niños

La forma en que nuestra tradición nos enseña a acercarnos a esta autorrevelación de Dios consiste en ser como niños, humildes, sin pensar, analizar o razonar. Esto lo alcanzamos por medio de la cons­tante y simple repetición de nuestra palabra. Entonces, para orar, necesitamos sentamos en quietud con la espalda erguida. Al principio podrán querer rascarse la nariz o la oreja, pero deberán dejar todo de lado. Simplemente, siéntense en quietud. Luego deberán aprender a repetir vuestra palabra. Descubrirán, cuando avancen en la práctica, que estarán repitiendo el mantra en un nivel, mientras que en otro nivel habrá pensamientos dando vueltas por debajo y por encima de vuestra palabra. Ignórenlos a todos. Repitan su oración. Éste es el arte de la oración: repetir la palabra en el ojo silencioso de la tormenta. El misterio de la oración  es que somos conducidos a experi­mentar la quietud de la unidad por medio de la palabra, que es corno el sonido armonioso de Dios en nuestros  corazon

Comprender la oración

He  descubierto  que los primeros  que comprenden  lo que es la oración son los no cristianos o las personas que no profesan ninguna religión. Para la mayoría de las personas que concurren a la Iglesia y para muchos sacerdotes, monjes y hermanas, la oración suena al principio como una técnica sospechosa de oración, como un nuevo método engañoso, o como una clase de terapia de relajación que, definitivamente, no puede llamarse cristiana. Este es el cuadro de situación: desesperante. Muchos son los cristianos que han perdido contacto con su propia tradición de oración. Ya no nos beneficiamos como deberíamos de la sabiduría y del consejo experimentado de los grandes maestros de oración. Todos estos maestros nos enseñaron que, en la oración, no somos nosotros los que tomamos la iniciativa. No estamos hablándole a Dios. Estamos escuchando Su palabra en nuestro interior. No lo estamos buscando. Es Él quien nos ha encontrado. Walter Milton lo expresó muy simplemente  en el siglo XIV. Escri

El camino es simple

El camino es simple. Requiere cierta conciencia de su importancia, una dosis de humildad para comenzar y una cierta fidelidad y coraje para perseverar; la voluntad, sobre todo, de dejarnos conducir a la plenitud. Todas éstas son cualidades humanas esenciales y son las condiciones necesarias para cualquier contacto fructífero con la vida. El camino es un camino común. No oramos para hacer de la vida algo sensacionalista, sino para percibir la vida en todos sus aspectos como lo que es: un gran misterio. Nuestro  mayor peligro y nuestra mayor tentación es complicarla. Pero si estamos verdaderamente  en el camino , si la pobreza de la oración es el centro de nuestras vidas­, seremos cada vez más simples. Veremos cada vez más profundamente la simplicidad de la llamada de Jesús a cada uno de nosotros, animán­donos a dejar todo de lado para seguirlo a la infinita libertad de su unión con el Padre. John Main OSB. Silencio y quietud