Nuestra sociedad

Desgraciadamente, en nuestra sociedad compleja y egocéntrica, pensamos que la oración es algo extraordinario. Y, no obstante, es algo para lo cual hemos sido creados: para la simplicidad, la unicidad, floreciendo hacia un estado de absoluta paz y unidad. La oración es la parte más ordinaria de nuestras vidas, cuando somos de verdad nosotros mismos. En la quietud somos simplemente nosotros, no estamos recordando nuestros pasados egos ni luchando para convertir­nos en una persona diferente de la que somos. En la quietud estamos cada vez más profundamente arraigados en Dios, la fuente creadora y el Ser Supremo, el "gran Yo Soy". En estos momentos de suprema cotidianeidad, vivimos de las profundidades de esa Eterna Existencia y no desde las superficialidades de nuestras identidades egocéntricas.
La fuerza de nuestro ser nos pertenece en Dios. En épocas recientes, el cristianismo ha perdido contacto con uno de los misterios más significativos: la plenitud de esta fuerza otorgada como un don a cada uno de nosotros.
En Cristo Jesús, ustedes han sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento, en la medida en que se ha consolidado entre ustedes el testimonio de Cristo, pues fiel es Dios, por quien han sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor Nuestro.
John Main OSB. Silencio y quietud

Comentarios

Entradas populares de este blog

La alegría