Nepsis

El término griego para hablar de la vigilancia es nepsis, una virtud que es condición fundamental para comenzar, mantenerse y progresar en la vida espiritual: «La continuidad engendra la costumbre, y ésta otorga a la vigilancia una cierta densidad natural», escribía Hesiquio de Batos. Esta atención continua es la que hizo prudentes y sabias a las vírgenes del Evangelio (Mt25, 1-13). En la doctrina filocálica, la vigilancia presenta una progresión: para los que comienzan, está vinculada al miedo a la muerte y al Juicio Final: «Velad, porque no sabéis cuándo será el día ni la hora» (Mt 25,13). Después, la vigilancia se convierte en un austero ejercicio de atención frente a todos los pensamientos que asaltan a la mente para renunciar a ellos. Gracias a esta rigurosa vigilancia, el espíritu alcanza una claridad interior muy equilibrada y penetrante, que lo defiende de toda turbación. De este modo, la vigilancia introduce en la plena hesiquía, palabra griega de difícil traducción que significa, a la vez, una paz, una calma, una ternura y dulzura inefables y permanentes en el corazón, gracias a la cual todo pensamiento se apacigua, y el monje puede entregarse a la contemplación pura, sin ser distraído por ningún movimiento interior ni exterior. Con palabras de Hesiquio de Batos:
«La vigilancia es un método espiritual que, mantenido con perseverancia y ardor con la ayuda de Dios, libera totalmente al hombre tanto de sus pensamientos y palabras llenos de pasión como de sus acciones perniciosas. La vigilancia proporciona también un conocimiento certero del Dios incomprensible y abre a los misterios divinos y escondidos. La vigilancia hace observar todos los mandamientos de Dios, tanto los del Antiguo como los del Nuevo Testamento, y concede todos los bienes de la vida futura. La vigilancia es propiamente la limpieza de corazón... una pureza que raramente se encuentra hoy en día, por culpa de nuestra negligencia. Ésta es la vigilancia que Cristo exaltó cuando dijo: `Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios'».
Javier Mellon SJ.  La espiritualidad en la Filocalia

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