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Mostrando entradas de febrero, 2022
Oh cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados formases de repente los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados! San Juan de la Cruz. Poesías
Dios se manifiesta en la naturaleza, pero al mismo tiempo la transciende como el misterio incomprensible. En la naturaleza no sólo experimentamos el misterio de Dios maternal, que nos lleva en sus brazos y que, al igual que la madre, no nos juzga, sino que nos alimenta y nos cuida; vivimos además la experiencia de nosotros mismos de una manera nueva. Sentimos que la vida que bulle en la naturaleza está también en nosotros. Estamos llenos del espíritu de Dios, del amor de Dios, que también en la naturaleza fluye hacia nosotros. La mística cristiana no debe pasar de largo por la naturaleza, porque, como dice Bernardo de Claraval, la naturaleza es el libro en el que le leemos la sabiduría de Dios y en el que nos encontramos con su amor. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior
Sin arrimo y con arrimo. sin luz y a oscuras viviendo, todo me voy consumiendo. Mi alma está desasida de toda cosa criada, y sobre sí levantada, y en una sabrosa vida sólo en su Dios arrimada. Por eso ya se dirá la cosa que más estimo, que mi alma se ve ya sin arrimo y con arrimo. Y, aunque tinieblas padezco en esta vida mortal, no es tan crecido mi mal, porque, si de luz carezco, tengo vida celestial; porque el amor da tal vida, cuando más ciego va siendo, que tiene al alma rendida, sin luz y a oscuras viviendo. Hace tal obra el amor después que le conocí, que, si hay bien o mal en mí, todo lo hace de un sabor, y al alma transforma en sí; y así, en su llama sabrosa, la cual en mí estoy sintiendo, apriesa, sin quedar cosa, todo me voy consumiendo. San Juan de la Cruz. Sin arrimo y con arrimo
En cada uno de nosotros anida un profundo deseo de tener experiencia de Dios, de olvidarnos de nosotros mismos dentro de Dios, de hacernos una sola cosa con Él en el silencio. Esta identificación con Dios puede ser una experiencia personal. Me siento en silencio delante de Dios. Dejo que Dios me mire y dirijo mi mirada hacia Él. Mientras miro, me olvido de mí mismo. Me siento querido, mirado, y estoy ahí: así, sin más. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior
En el deseo profundo de Dios tenemos ya la experiencia de Dios. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior
Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos “Dios” no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo, si yo no tengo alguna experiencia personal por pequeña que sea? De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso, muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del Universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús. El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos para hacerse presente en cada vida. Pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera. Por el contrario, si percibimos su presencia en nuestro interior, nos será más fácil rastrear su misterio en nuestro entorno.
Dios está en esta habitación. Él está en mi corazón. Tanto que es difícil leer o escribir... Que tu fuego crezca en mí y que te encuentre en tu hermoso fuego. Es muy silencioso, mi Dios. Tu luna brilla en nuestras colinas. Y tu luz brilla en mi alma abierta cuando todo está en silencio. Tomás Merton OSB. Entrando al silencio
La mística no es un camino reservado a algunas personas particularmente dotadas en el plano religioso, sino una vía que la fe cristiana nos ofrece para que, en todo cuanto hacemos y vivimos, nos sepamos sostenidos por Dios, nos sintamos una sola cosa con Dios y, a partir de esta unidad con Dios, entremos con una nueva actitud en ese mundo, con el fin de remodelarlo. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior  
El niño busca su voz. (La tenía el rey de los grillos.) En una gota de agua buscaba su voz el niño. No la quiero para hablar; me haré con ella un anillo que llevará mi silencio en su dedo pequeñito. En una gota de agua buscaba su voz el niño. (La voz cautiva, a lo lejos, se ponía un traje de grillo.) Federico García Lorca. El niño mudo
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu De Dios mora en vosotros? 1 Cor 3,16
No lograrás conseguir la oración perfecta si estás cargado de cosas materiales e inquieto por continuas preocupaciones; pues la oración exige estar libre de todo pensamiento. Evagrio Póntico . Monje y asceta cristiano. S IV ddC.
Cuando en la mística se habla de la muerte del yo, no hay que pensar que hay que destruir el yo. Más bien, lo que se entiende por la muerte del yo, es la liberación de todas las autovaloraciónes equivocadas y de las ilusiones que nos hemos ido forjando sobre nosotros mismos. Cuando nos abrimos a la vida con sus altos y bajos, con sus éxitos y sus fracasos, entonces desaparece poco a poco la engañosa ilusión de que, mediante la psicología o la espiritualidad, podríamos garantizar el éxito de nuestra existencia. Nuestras ideas de la vida se hace añicos y, de este modo, nuestro yo se abre al misterio de Dios. Una enfermedad puede quitarnos la ilusión de que con una alimentación sana o con una espiritualidad sana podríamos garantizar nuestro buen estado de salud. El fracaso en el matrimonio o en la profesión echa por tierra nuestra ilusión de que es posible conseguirlo todo con sólo rezar suficientemente. Incluso una culpa puede transformarse en beneficiosa, si nos libera de la imaginación
Sabéis lo que más me sorprende del mundo ? La incapacidad de la fuerza para crear nada. Al final es siempre el espíritu el que vence a la espada . Napoleón (al final de su vida)
El silencio más que ausencia de ruido es ausencia de ego. Xabier Melloni SJ. http://www.fragmenta.cat/javier-melloni-el-silencio-no-es-la-ausencia-de-ruido-sino-la-ausencia-de-ego-_514781.pdf
Catalina de Siena habla de la celda interior; Juan Taulero, del fondo del alma; el maestro Eckhart lo considera lo más precioso que el ser humano puede exhibir. Es el espacio no contaminado por preocupaciones y problemas, por miedos y rabias. Aquí es donde la persona entra en contacto con su chispa del alma, la escintilla animae. Ese espacio de silencio corresponde a la morada más interior del castillo del alma, al que según Teresa de Jesús, quiere conducirnos la oración interior. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior
Según la espiritualidad benedictina, se describe la meta del camino espiritual como «caminar en la presencia de Dios»”. Pero, como vivimos intensamente en el pasado y en el futuro, debemos aprender a permanecer en el presente. Estar constantemente atentos al presente nos llevará a la presencia de Dios. En nuestro caso contemplar significa dirigir la atención a la percepción de las manos y, a través de ellas, a la percepción del presente. Se trata de contemplar en dirección al núcleo sano, a la presencia de Dios. Nos vamos internando en lo más profundo, en el estrato profundo que nos hace padecer. Para mantenernos en contemplación debemos permitir y tolerar ese sufrimiento. Pero lo que se padece así, con la vista fija en Dios es redimido. No vuelve más. Del núcleo sano nos vendrá tanta luz y tanta fuerza, que hallaremos coraje para seguir adelante. Dios existe. Está dentro de ti, en tu presente, en la realidad que te rodea. En Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Nos habla en
“Allí donde se encuentran la compunción y el duelo espiritual, allí se encuentra la iluminación divina”, dice Simeón el Nuevo Teólogo. Y Nicetas Stéthatos: «De las lágrimas de la compunción brotarán una alegría inefable y la espiga del conocimiento; la luz de la sabiduría le iluminará, y tal hombre se convertirá en un candelabro de luz eterna para orientar a los hombres». Javier Melloni SJ. Los caminos del corazón: El conocimiento espiritual en la «Filocalia»
El punto de partida es la oscuridad y la ignorancia. Una ignorancia muy diferente de la que se encontrará al término del camino. Porque la ignorancia de los inicios está envuelta en tinieblas, mientras que la otra, la sublime Ignorancia del término, está envuelta en luz, en una deslumbrante Luz divina, tal como veremos. La ignorancia del comienzo no es accidental, sino que es un estado en que se encuentra el mundo tras la Caída Original. Para los Padres filocálicos, esta Caída no es una hipótesis teológica, sino un dato de la experiencia. Sin embargo, ese estado «caído» de nuestra naturaleza, ese nuestro estado de pecado, separados de Dios, sólo se puede descubrir precisamente a partir de la experiencia de Dios. Percibir esta separación u opacidad inicial no es evidente por sí mismo, porque estamos sumergidos en las tinieblas, que nos impiden tomar conciencia de ello. Sólo cuando el hombre tiene la experiencia de la Luz de Dios, puede descubrir cuál es su origen y a qué destino está ll
En esta vida no podemos hacer grandes cosas. Únicamente podemos hacer pequeñas cosas con amor. Madre Teresa de Calcuta . https://es.wikiquote.org/wiki/Teresa_de_Calcuta
Buscando que únicamente se haga la voluntad de Dios, empieza a ver que sus propias faltas son numerosas como las arenas del mar. Tal es el origen de la iluminación del alma, y tal es el signo de que empieza a sanarse. A partir de entonces, simplemente, el alma se siente quebrantada, y el corazón humillado, y uno mismo se considera el último de todos. Pedro Damasceno. Filocalia
Dios se manifiesta en la naturaleza, pero al mismo tiempo la transciende como el misterio incomprensible. En la naturaleza no sólo experimentamos el misterio de Dios maternal, que nos lleva en sus brazos y que, al igual que la madre, no nos juzga, sino que nos alimenta y nos cuida; vivimos además la experiencia de nosotros mismos de una manera nueva. Sentimos que la vida que bulle en la naturaleza está también en nosotros. Estamos llenos del espíritu de Dios, del amor de Dios, que también en la naturaleza fluye hacia nosotros. La mística cristiana no debe pasar de largo por la naturaleza, porque, como dice Bernardo de Claraval, la naturaleza es el libro en el que le leemos la sabiduría de Dios y en el que nos encontramos con su amor. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior
Dios sigue siendo el misterio sobre el que no podemos disponer, pero halla su gozo en salir de su escondrijo y dejarse contemplar en el espejo de la creación. En la naturaleza, Dios habla en una especie de lenguaje natural, a través de la forma, el color, las características de las cosas. La figura visible es un espejo de la invisible esencia de Dios. En todas las cosas nos es cercano el Dios escondido. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior  
Dios se manifiesta en la naturaleza, pero al mismo tiempo la transciende como el misterio incomprensible. En la naturaleza no sólo experimentamos el misterio de Dios maternal, que nos lleva en sus brazos y que, al igual que la madre, no nos juzga, sino que nos alimenta y nos cuida; vivimos además la experiencia de nosotros mismos de una manera nueva. Sentimos que la vida que bulle en la naturaleza está también en nosotros. Estamos llenos del espíritu de Dios, del amor de Dios, que también en la naturaleza fluye hacia nosotros. La mística cristiana no debe pasar de largo por la naturaleza, porque, como dice Bernardo de Claraval, la naturaleza es el libro en el que le leemos la sabiduría de Dios y en el que nos encontramos con su amor. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior
Por la encarnación del verbo de Dios en el hombre Jesús, toda la creación se ha visto afectada. Ahora ya no hay nada profano. Todo está lleno de Dios y del amor de Dios. En el corazón de la materia se conoce el corazón de Dios, que se manifiesta también en el corazón de Jesús y que, en la Cruz, está abierto para todos nosotros. De él brota el amor encarnado de Dios sobre todo el cosmos. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior (sobre Teilhard de Chardin)
Cierra despacio los ojos; lo que no es Dios, que te resbale; guarda silencio para el Señor y, callado, déjale hacer lo que desee! Gerhard Tersteegen. S. XVIII
No hallarás ningún libro que te enseñe a conocer a fondo la sabiduría divina mejor que un paseo por un verde prado: allí olerás y gustaras la maravillosa energía de Dios. Jakob Böhme. S. XVI
«El orgullo, a causa de su autosuficiencia, puede hacer equivocarse a todo el mundo, incluido al que lo tiene, en la medida en que no admite que pueda caer en tentaciones que permitan al alma remontarse y conocer su propia debilidad e ignorancia... Al no dejar transparentar ninguna falta, el alma nutre esta única pasión, y ello basta a los demonios» «Al no dejar transparentar ninguna falta»... el hombre de corazón enorgullecido se encuentra en el extremo contrario de la pureza de corazón: en lugar de ver a Dios, se ve a sí mismo, considerando se un dios. En lugar de recibir la luz, la quiere engullir y, al hacerlo, se sumerge, como sucede con los «agujeros negros» del espacio, en la más densa oscuridad, en la más difícil ignorancia, que es la de creer conocer sin saber nada y sin amar nada ni a nadie. Javier Melloni SJ. Los caminos del corazón: El conocimiento espiritual en la «Filocalia»
Nicetas Stéthatos abunda en este sentido: «Conócete a ti mismo. Tal es la verdadera humildad, la que enseña a ser humilde interiormente, la que quebranta el corazón». Y Calixto e Ignacio Xanthopouloi escriben: «Feliz el hombre que conoce su propia debilidad. Este conocimiento es el fundamento, la raíz, el inicio de toda bondad. En efecto, cuando se ha experimentado la propia debilidad, el alma queda protegida de toda posible vanidad, de esa vanidad que oscurece el conocimiento». Y también: «El hombre que ha conseguido conocer su propia debilidad, ha alcanzado la perfección de la humildad». Javier Melloni SJ. Los caminos del corazón: El conocimiento espiritual en la «Filocalia»