Buscando que únicamente se haga la voluntad de Dios, empieza a ver que sus propias faltas son numerosas como las arenas del mar. Tal es el origen de la iluminación del alma, y tal es el signo de que empieza a sanarse. A partir de entonces, simplemente, el alma se siente quebrantada, y el corazón humillado, y uno mismo se considera el último de todos.
Pedro Damasceno. Filocalia
Renovaos en la mente y en el espíritu
Para tender a la perfección , hay que revestirse del Espíritu de Cristo. Vicente de Paúl
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