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Mostrando entradas de febrero, 2019

En la verdadera visión cristiana

En la verdadera visión cristiana del amor de Dios, la idea del mérito pierde su significado. La revelación de la misericordia de Dios hace que el problema del mérito resulte casi ridículo: el descubrimiento de que el mérito no tiene especial importancia (dado que nadie podría nunca, por sí mismo, ser estrictamente digno de ser amado con semejante amor) es una verdadera liberación del espíritu. Pero la persona es cautiva del odio hasta que lo comprende, hasta que la divina misericordia realiza esta liberación.  Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Las semillas

Las semillas que en todo momento planta la voluntad de Dios en mi libertad son las semillas de mi identidad, de mi realidad, de mi felicidad, de mi santidad. Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Cuanto más estamos a solas con Dios

Cuanto más estamos a solas con Dios, más nos convertimos en puertas y ventanas a través de las cuales Dios resplandece en el interior de Su propia casa. Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Voy junto a los árboles

Voy junto a los árboles y me siento sereno. Mis agitaciones se calman a mi alrededor como ondas en el agua. Mis tareas están en su lugar. Donde las dejé, dormidas como ganado... Entonces se presenta lo que temo. Vivo un rato a su alcance. Lo que temo desaparece, y el miedo a ello me abandona. Canta, y oigo su canción. Wendell Berry (Entra en ti. Enrique y Mercedes Montalt)

Cuando estamos unidos al amor De Dios

Cuando estamos unidos al amor de Dios, poseemos todas las cosas en Él. Son nuestras para ofrecérselas a Él en Cristo, Su hijo. Pues todas las cosas pertenecen a los hijos de Dios, y nosotros somos de Cristo, y Cristo de Dios. Si permanecemos en su gloria por encima de todo placer o dolor, de toda alegría o tristeza, y de cualquier otro bien o mal, amamos en todas las cosas Su voluntad más que las cosas en sí, y de este modo hacemos de la creación un sacrificio de alabanza a Dios. Éste es el fin para el que Dios creó todas las cosas.  Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Justifica mi alma

Justifica mi alma, oh Dios, pero llena también mi voluntad con el fuego de Tus fuentes. Brilla en mi mente, aunque Tu resplandor eclipse mi experiencia, pero ocupa mi corazón con Tu inmensa Vida. Que mis ojos no vean en este mundo más que Tu gloria. Que mis manos no toquen nada que no sea para Tu servicio. Que mi lengua no pruebe más pan que aquel que me de fuerzas para alabar Tu gran misericordia. Cantando Tus himnos, escucharé Tu voz y oiré todas las armonías que has creado. La lana de las ovejas y el algodón del campo me darán lo suficiente para que pueda vivir en Tu servicio; el resto se lo daré a Tus pobres. Haz que use todas las cosas por una sola razón: encontrar mi alegría dándote gloria. Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Si las semillas que Dios envía

Si las semillas que Dios envía sobre mi arraigaran en mi libertad, y si la voluntad de Dios creciera en ellas, me convertiría en el amor que es Él, y mi cosecha sería Su gloria y mi alegría.  Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Dame la humildad

Dame la humildad, pues sólo en ella se encuentra el descanso; líbrame del orgullo, que es la más pesada de las cargas. Toma posesión de mi corazón y de mi alma entera con la sencillez del amor. Ocupa toda mi vida con el único pensamiento y el único deseo del amor, para que no ame por causa del mérito, la perfección, ni de la virtud, ni de la santidad, sino sólo por Ti. Pues sólo hay una cosa que pueda satisfacer el amor y recompensarlo: Tú mismo. Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Cuando consiento a la voluntad De Dios

Cuando consiento a la voluntad y la misericordia de Dios tal como vienen a mí en los acontecimientos de la vida, apelando a mi yo interior y despertando mi fe, abro una brecha en las apariencias externas y superficiales que constituyen mi visión rutinaria del mundo y de mí mismo, y me encuentro en presencia de la majestad escondida. Puede parecerme que esta majestad y presencia es algo objetivo, "fuera de mí". De hecho, los primeros santos y profetas vieronesta divina presencia en forma de luz, de ángel, de ser humano, de fuego abrasador o de gloria resplandeciente sostenida por querubines. Sólo de esta manera podía su mente hacer justicia a la suprema realidad de lo que experimentaban. No obstante, es una majestad que no vemos con nuestros ojos y que está por entero dentro de nosotros mismos. Es la misión de la Palabra y el Espíritu, del Padre, en la profundidad de nuestro ser. Es una majestad que se nos comunica, que se comparte con nosotros, de modo que todo nuestro ser s

La voz secreta de Dios

La voz secreta de Dios nos llama a correr el riesgo y la aventura de la fe fuera de los tranquilizadores y protectores límites de los cinco sentidos. Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

La única alegría verdadera en la tierra

La única alegría verdadera en la tierra es escapar de la prisión de nuestro "falso yo "y entrar por amor en la unión con la Vida que habita y canta en la esencia de toda criatura y el centro de nuestras almas. En Su amor poseemos todas las cosas y gozamos con fruición de ellas, pues encontramos a Dios en todas ellas. De este modo, al caminar por el mundo, todo aquello que encontramos y todo cuanto  vemos, oímos y tocamos, lejos de mancharnos, nos purifica y siembra en nosotros algo más de la contemplación y del cielo. Sin esta perfección, las cosas creadas no nos aportan alegría, sino sufrimiento. Mientras no amemos a Dios perfectamente, todo lo que hay en el mundo podría herirnos. Y la mayor desdicha de ser insensible al sufrimiento que nos infringen las criaturas y no saber cuál es la causa. Pues mientras no amemos a Dios perfectamente, su mundo estará lleno de contradicciones. Las cosas que ha creado nos atraen hacia Él y, sin embargo, nos mantienen lejos de él. Lo en

El "falso Yo"

El "falso Yo"no debe ser identificado con el cuerpo. El cuerpo no es malo ni irreal. Tienen la realidad que Dios le ha dado, y esta realidad, por lo tanto, es Santa. Por eso decimos correcta, pero simbólicamente, el cuerpo es el "templo de Dios", significando que Su verdad, Su perfecta realidad, está contenida allí, en el misterio de nuestro propio ser. Que nadie, pues, se atreva a odiar O despreciar el cuerpo que Dios le ha confiado, y que nadie se atreva a hacer mal uso de él. No profanemos nuestra unidad natural dividiendo alma y cuerpo, como si el alma fuera buena y el cuerpo fuera malo. Alma y cuerpo subsisten juntos en la realidad escondida en interior de la persona. Si se establece una separación entre ellos, ya no hay una persona, ya no hay una realidad viva y subsistente hecha a imagen y semejanza de Dios. La unión de cuerpo y alma en una persona es una de las cosas que hacen al ser humano imagen de Dios; y nadie puede separar lo que Dios ha unido sin pe

Su voluntad

Si consiento a Su voluntad con gozo y la cumplo con alegría, tendré Su amor en mi corazón, porque mi voluntad es ahora igual que Su amor, y me estoy convirtiendo en lo que Él es, en el amor mismo. Y al aceptarlo todo de Él, recibo Su alegría en mi alma, no porque las cosas son lo que son, sino porque Dios es quien es, y Su amor ha querido que encuentre mi alegría en todas ellas.  Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Tú, que habitas en tinieblas

Tú, que habitas en tinieblas, alégrate en tu esperanza: ha aparecido la estrella  de la mañana , y el sol no ha de tardar. (Antífona de la segunda semana de adviento del antiguo breviario cisterciense)

La contemplación

La contemplación no será posible a quien no trate de cultivar la compasión hacia los demás hombres. Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

Roguemos al Señor

Roguemos al Señor para que estemos vigilantes ante su presencia, para que oigamos como Él llama, de manera callada pero insistente, a la puerta de nuestro ser y de nuestro querer. Oremos para que se cree en nuestro interior un espacio para Él. Y para que, de este modo, podamos reconocerlo también en aquellos a través de los cuales se dirige a nosotros: en los niños, en los que sufren, en los abandonados, los marginados y los pobres de este mundo. Benedicto XVI  (Homilía 24 Diciembre 2012)

Que todos sean uno

Que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en mi y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. Yo les di la gloria que Tú me diste, para que sean uno como lo somos nosotros. Yo en ellos y Tú en mi, para que sean plenamente uno. Jn 1 7,21-23

Nos hemos callado alguna vez

Nos hemos callado alguna vez, a pesar de las ganas de defendernos, aunque se nos haya tratado injustamente? Hemos perdonado alguna vez, a pesar de no tener por ello ninguna recompensa, y cuando el silencioso perdón el aceptado como evidente? Hemos intentado alguna vez amar a Dios cuando no nos movía una ola de entusiasmo sentimental, cuando uno no puede confundirse con Dios ni confundir con Dios el propio empuje vital, cuando parece que uno va a morir de ese amor, cuando ese amor parece como la muerte y la absoluta negación, cuando parece que sea grita en el vacío y en lo totalmente inaudito, como un salto terrible hacia los sin fondo, cuando todo parece convertirse en inasible y aparentemente absurdo?   Si podemos responder afirmativamente a estas preguntas, entonces hemos tenido la experiencia de la Gracia, la experiencia del Espíritu, la experiencia del Dios Trinitario que nos ha tocado con su Santo Espíritu y nos ha hecho capaces de este comportamiento, que de otro modo resultar

No es lo perfecto

No es lo perfecto, sino lo imperfecto lo que precisa de nuestro amor.  Oscar Wilde

Oh cristalina fuente

Oh cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados formases de repente los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados! San Juan de la Cruz. Poesías

Dios se manifiesta en la naturaleza

Dios se manifiesta en la naturaleza, pero al mismo tiempo la transciende como el misterio incomprensible. En la naturaleza no sólo experimentamos el misterio de Dios maternal, que nos lleva en sus brazos y que, al igual que la madre, no nos juzga, sino que nos alimenta y nos cuida; vivimos además la experiencia de nosotros mismos de una manera nueva. Sentimos que la vida que bulle en la naturaleza está también en nosotros. Estamos llenos del espíritu de Dios, del amor de Dios, que también en la naturaleza fluye hacia nosotros. La mística cristiana no debe pasar de largo por la naturaleza, porque, como dice Bernardo de Claraval, la naturaleza es el libro en el que le leemos la sabiduría de Dios y en el que nos encontramos con su amor. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior

Sin arrimo y con arrimo

Sin arrimo y con arrimo. sin luz y a oscuras viviendo, todo me voy consumiendo. Mi alma está desasida de toda cosa criada, y sobre sí levantada, y en una sabrosa vida sólo en su Dios arrimada. Por eso ya se dirá la cosa que más estimo, que mi alma se ve ya sin arrimo y con arrimo. Y, aunque tinieblas padezco en esta vida mortal, no es tan crecido mi mal, porque, si de luz carezco, tengo vida celestial; porque el amor da tal vida, cuando más ciego va siendo, que tiene al alma rendida, sin luz y a oscuras viviendo. Hace tal obra el amor después que le conocí, que, si hay bien o mal en mí, todo lo hace de un sabor, y al alma transforma en sí; y así, en su llama sabrosa, la cual en mí estoy sintiendo, apriesa, sin quedar cosa, todo me voy consumiendo.   San Juan de la Cruz. Sin arrimo y con arrimo

La experiencia De Dios

En cada uno de nosotros anida un profundo deseo de tener experiencia de Dios, de olvidarnos de nosotros mismos dentro de Dios, de hacernos una sola cosa con Él en el silencio. Esta identificación con Dios puede ser una experiencia personal. Me siento en silencio delante de Dios. Dejo que Dios me mire y dirijo mi mirada hacia Él. Mientras miro, me olvido de mí mismo. Me siento querido, mirado, y estoy ahí: así, sin más. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior

En el deseo profundo de Dios

En el deseo profundo de Dios tenemos ya la experiencia de Dios. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior

Ese misterio

Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos “Dios” no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo, si yo no tengo alguna experiencia personal por pequeña que sea? De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso, muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del Universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús. El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos para hacerse presente en cada vida. Pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera. Por el contrario, si percibimos su presencia en nuestro interior, nos será más fácil rastrear su misterio en nuestro e

Dios está en esta habitación

Dios está en esta habitación. Él está en mi corazón. Tanto que es difícil leer o escribir... Que tu fuego crezca en mí y que te encuentre en tu hermoso fuego. Es muy silencioso, mi Dios. Tu luna brilla en nuestras colinas. Y  tu luz brilla en mi alma abierta cuando todo está en silencio. Tomás Merton OSB. Entrando al silencio

La mística

La mística no es un camino reservado a algunas personas particularmente dotadas en el plano religioso, sino una vía que la fe cristiana nos ofrece para que, en todo cuanto hacemos y vivimos, nos sepamos sostenidos por Dios, nos sintamos una sola cosa con Dios y, a partir de esta unidad con Dios, entremos con una nueva actitud en ese mundo, con el fin de remodelarlo. Anselm Grün OSB. La mística: Descubrir el espacio interior

El niño mudo

El niño busca su voz. (La tenía el rey de los grillos.) En una gota de agua buscaba su voz el niño. No la quiero para hablar; me haré con ella un anillo que llevará mi silencio en su dedo pequeñito. En una gota de agua buscaba su voz el niño. (La voz cautiva, a lo lejos, se ponía un traje de grillo.) Federico García Lorca. El niño mudo