Cuando consiento a la voluntad De Dios

Cuando consiento a la voluntad y la misericordia de Dios tal como vienen a mí en los acontecimientos de la vida, apelando a mi yo interior y despertando mi fe, abro una brecha en las apariencias externas y superficiales que constituyen mi visión rutinaria del mundo y de mí mismo, y me encuentro en presencia de la majestad escondida. Puede parecerme que esta majestad y presencia es algo objetivo, "fuera de mí". De hecho, los primeros santos y profetas vieronesta divina presencia en forma de luz, de ángel, de ser humano, de fuego abrasador o de gloria resplandeciente sostenida por querubines. Sólo de esta manera podía su mente hacer justicia a la suprema realidad de lo que experimentaban. No obstante, es una majestad que no vemos con nuestros ojos y que está por entero dentro de nosotros mismos. Es la misión de la Palabra y el Espíritu, del Padre, en la profundidad de nuestro ser. Es una majestad que se nos comunica, que se comparte con nosotros, de modo que todo nuestro ser se llena con el don de la gloria y responde con adoración. 

Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

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