El verdadero contemplativo
El verdadero contemplativo no es el que prepara su mente para un mensaje particular que él quiere o espera escuchar, sino el que permanece vacío porque sabe que él nunca puede esperar o anticipar la palabra que transforma su oscuridad en luz. Ni siquiera llega a anticipar una clase especial de transformación. No pide la luz en lugar de oscuridad. Espera la palabra de Dios en silencio Y cuando es "respondido" no es tanto por una palabra que brota del silencio. Es por su silencio mismo cuando de repente, inexplicablemente, revelándose a él como la palabra de máximo poder, se llena de la voz de Dios. Nadie se convierte en verdadero contemplativo por oscurecer las realidades sensibles, y permanecer solo consigo mismo en la oscuridad. En primer lugar, uno que hace eso, como un montaje a propósito, como conclusión de un razonamiento práctico, y sin una vocación interior, sencillamente entra en una oscuridad artificial que se ha fabricado él mismo. No está solo con Dios, sino