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Mostrando entradas de octubre, 2018

No se necesita saber mucho

No se necesita saber mucho de la vida para percibir que la auto-conciencia nos engaña haciéndonos creer que el universo entero gira alrededor de nosotros ; o bien de concluir que la auto-conciencia es un estado deseable. Tal vez esta es la razón que nos trae a muchos a orar. No queremos ver el espejo y ver todo al revés el resto de nuestras vidas. Queremos ver a través de ello, más allá del espejo y más allá de nosotros mismos. Queremos ver con valentía en el infinito misterio de Dios. Pero cuando empezamos a sentir las primeras pérdidas de nuestra auto-conciencia y cuando empezamos a entrar en un silencio más profundo en la oración podemos sentirnos desubicados e incluso con miedo. Es aquí cuando necesitamos el apoyo de nuestros hermanos. Es por esto que es importante que nos reunamos con regularidad. Debemos darnos cuenta de que la fe es un regalo que nos es dado, como dice San Pablo, un regalo en abundancia si nos abrimos primero a romper totalmente ese espejo a martillazos. Y la f

Estamos atestados de distracciones

Una de las primeras cosas que descubrimos al comenzar a orar seriamente es que estamos atestados de distracciones y que no es tan fácil ir más allá de ese nivel superficial de los análisis y planificaciones del ego, hacia lo profundo. Es humillante descubrir que después de toda nuestra educación, con todos los títulos alcanzados en tantas áreas de capacitación, no podamos permanecer en quietud más de unos instantes, mientras nuestra mente deambula creando fantasías ridículas con pensamientos  que circulan por todos nuestros niveles mentales. No podemos permanecer en quietud. Cuando comenzamos a orar y descubrimos esto, se nos presentarán inmediatamente dos tentaciones enfrentadas. La primera será abandonar completamente y decir: "No tiene sentido, no vale la pena, esto me supera". La segunda tentación será decir: "Analizaré lo que está pasando". La primera tentación  nos conduce  a la desesperación  o a evadir el desafío. La segunda es la tentación que nos conduce

La oración es un proceso simple y natural

La oración es un proceso simple y natural. Es el proceso que nos revela como seres reales, abiertos sinceramente  al Espíritu  de Jesús que habita en nuestros corazones. Esta revelación sobreviene cuando renunciamos, y nos apartamos, de las manifestaciones externas de nuestra conciencia, tales como los pensamientos, las palabras y las imágenes, para movernos, en cambio, en el nivel de la propia conciencia. Hacemos silencio porque habremos entrado completamente en el Otro. En este silencio libre y plenamente consciente, nos abrimos naturalmente  a la Palabra que procede de ese silencio. Ésta es la Palabra de Dios por la que somos llamados a la existencia, y por medio de la cual somos pronunciados por el Creador. Ésta es la Palabra viva en nuestro interior. Nuestra fe nos dice que estamos totalmente incorporados  en esta Palabra, pero que es necesario conocerla completamente, en la altura, la profundidad y el aliento de nuestro espíritu, conocerla aunque esté más allá del conocimient