La iglesia primitiva

La iglesia primitiva fue absolutamente clara  en cuanto a que nuestra llamada es a entrar  en la vida de Dios. Ningún  objetivo comparado  con éste es prioritario.  Los cristianos primitivos también sabían que la forma de llegar a esta vida de Dios es a través de la  conciencia  humana de Jesús, que se encuentra  en lo profundo de nuestro ser. La oración es, simplemente, la peregrinación  al corazón, en donde encontraremos  el Espíritu de Jesús adorando al Padre en amor. La oración cristiana es, simplemente, abrirnos a ese amor del Espíritu.
El significativo plan del universo es una llamada a compartir la vida de Dios en Cristo. Nuestra tradición nos enseña que éste es una llamada comunitaria y no sólo para especialistas. Simplemente tenemos que escucharla. Cualquiera que se tome un tiempo para permanecer en silencio, escuchará esa llamada en su corazón. Respondemos a ésta permaneciendo completamente abiertos. Limpiar nuestros corazones y nuestras mentes de todo lo extraño es el camino a la pureza de corazón. Abandonar todo lo que bloquee ese llamado es pobreza de espíritu.
La oración es el camino a la pobreza de espíritu ya la pureza de corazón. Es necesario orar todos los días y ser fieles y constantes al mantra. Sólo así dejaremos de lado nuestro egoísmo, las distracciones y el temor. La oración, entonces, nos conducirá gradualmente a esa disciplina, por medio de la cual seremos totalmente libres y estaremos abiertos a Dios, en unión con el amor. Nada podría ser más común.
John Main OSB. Silencio y quietud

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