Comprender la oración

He  descubierto  que los primeros  que comprenden  lo que es la oración son los no cristianos o las personas que no profesan ninguna religión. Para la mayoría de las personas que concurren a la Iglesia y para muchos sacerdotes, monjes y hermanas, la oración suena al principio como una técnica sospechosa de oración, como un nuevo método engañoso, o como una clase de terapia de relajación que, definitivamente, no puede llamarse cristiana. Este es el cuadro de situación: desesperante. Muchos son los cristianos que han perdido contacto con su propia tradición de oración. Ya no nos beneficiamos como deberíamos de la sabiduría y del consejo experimentado de los grandes maestros de oración.
Todos estos maestros nos enseñaron que, en la oración, no somos nosotros los que tomamos la iniciativa. No estamos hablándole a Dios. Estamos escuchando Su palabra en nuestro interior. No lo estamos buscando. Es Él quien nos ha encontrado. Walter Milton lo expresó muy simplemente  en el siglo XIV. Escribió: "Tú,  por ti mismo, no haces nada, simplemente  le permites a Él trabajar en tu alma". El consejo de Santa Teresa está en sintonía con esta idea. Ella nos re­ cuerda que lo único que podemos hacer en la oración es disponernos a orar, el resto lo hace el poder del Espíritu que nos guía.
John Main OSB. Silencio y quietud

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