La verdad más profunda de nuestro ser
Al estar en contacto con los demás, despertamos
a la verdad más profunda de nuestro ser, y podemos entonces aprender a viajar
más allá de nosotros mismos. Por eso, orar regularmente, ya sea diaria o
semanalmente, con el mismo grupo o comunidad, es un apoyo saludable en nuestro
peregrinaje. Cuando estamos presentes los demás, no podemos mantener la ilusión
de un transitar solitario. Y esta presencia física y espiritual nos recuerda un
compromiso personal muy profundo con la quietud, el silencio y la fidelidad.
El grupo o comunidad señala el fin de todo falso
heroísmo y de toda autodramatización. Estar en contacto con las
caídas y las limitaciones ordinarias de los demás, pone
nuestra respuesta y nuestra fidelidad en un lugar adecuado,
posibilitándonos equilibrar y armonizar nuestra vida. En presencia de los
otros, nos conocemos a nosotros mismos.
Cada día me sorprendo más frente al
aspecto y la variedad de personas que verdaderamente escuchan el mensaje sobre
la enseñanza de la oración, y que lo escuchan desde una quietud profunda, y tal
vez inesperada, en su interior. Y me inspira aún más el hecho de que muchos
permanezcan fieles a la disciplina y a la fidelidad, escuchando el mensaje más
significativamente. Son personas de todas las edades, pertenecientes a
diferentes estratos culturales, sociales y religiosos. Todos ellos han descubierto
un centro común, Cristo, que vive en sus corazones y en el corazón de roda la
creación.
John Main OSB. Silencio y quietud
Comentarios
Publicar un comentario