Oh, qué vergüenza! ¿Hasta cuándo seguiréis oyendo o leyendo esto sin creerlo y aceptarlo? Me refiero a todo lo que nuestros padres escribieron y hablaron en los tiempos pasados, a lo que es la flor y nata de las Escrituras. O estáis tan ciegos que la luz de la fe ya no puede ayudaros a entender lo que leéis, o estáis tan envenenados por una secreta envidia, que sois incapaces de creer que un bien tan grande pueda llegar a vuestros hermanos y no a vosotros. Creedme, si sois sensatos, estaréis vigilando a vuestro enemigo y sus insidias; pues lo que quiere es que confiéis más en vuestra propia razón que en la antigua sabiduría de nuestros padres verdaderos, el poder de la gracia y los designios de nuestro Señor. El libro de la Orientación Particular. Anónimo

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