Los que se han entregado

Los que se han entregado del todo porque tienen sed, y tienen sed porque lo han dado todo (por lo menos en la intención), fácilmente tienen la impresión desesperante de fracasar en su esfuerzo de oración y recogimiento, precisamente porque en el fondo de sí mismos, querrían que este recogimiento fuese perpetuo, absoluto, devorador y definitivo como una inversión en el océano, lo que evidentemente no es posible en esta tierra. Para ellos, este “ fracaso “ no es un fracaso, sino un exilio sin nombre, una angustia calmada, aunque fugazmente, una sed devoradora y a la vez una esperanza irreprimible que anima su alegría.

 

La oración del corazón. Jean Lafrance 

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