La confianza

La confianza consiste en dar preferencia permanentemente a otra luz distinta de la nuestra. Lo importante en la fe es la adhesión inenarrable a la palabra de Dios. El movimiento de la fe debe, pues, realizarse en todo momento en nuestro corazón. Para ello, es preciso renunciar a entender a todos los niveles, para entender según una luz que Dios nos da. Es muy difícil, pero esto nos abre la puerta del paraíso. En la epístola a los hebreos podemos leer el elogio de los testigos de la fe, que no se miran a sí mismos: “ Fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe”(Hb 12,2).

La fe supone humildad, pues los actos de confianza son privilegio de los humildes.

Mediremos nuestra humildad por nuestra confianza porque, para tener confianza, es preciso no mirarse a uno mismo, sino únicamente a Dios y a lo que Él quiere hacer. La dificultad de la fe es la misma que la de la humildad: se trata siempre de dar preferencia al pensamiento de Dios y no al nuestro.

La Oración del corazón . Jean Lafrance 

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