Una razón

 Una razón que tengo para aconsejarte que ocultes el deseo de tu corazón de los ojos de Dios es que, cuando tú lo ocultas, más clara y realmente lo ve él. Al ocultarlo consigues tu propósito y ves tu deseo cumplido antes que por otros medios que pudieras discurrir para atraer la atención de Dios. Otra segunda razón es que quiero que vayas independizándote de tus constantes emociones y que llegues a experimentar a Dios en la pureza y profundidad de tu espíritu. Finalmente, quiero ayudarte a anudar el nudo espiritual del amor ardiente que te atará a Dios en comunión de ser y de deseo. Pues, como sabes, Dios es espíritu, y todo aquel que desea unirse a él ha de entrar en la verdad y la profundidad de una comunión espiritual que trasciende con mucho toda representación terrena.

La nube del no saber. Anónimo

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