En su fuero íntimo

En su fuero íntimo, el hombre debe pertenecer a Dios tan completamente [y] con toda su voluntad, que no le preocupen mucho ni los modos ni las obras. Sobre todo debes rehuir cualquier peculiaridad, ya sea en la vestimenta, ya sea en la comida, ya sea en las palabras —como por ejemplo, usar palabras grandilocuentes— o también tener gestos raros, lo cual no sirve para nada. En cambio, debes saber también que no te está prohibido tener ninguna peculiaridad. Hay muchas peculiaridades que uno está obligado a observar en algún momento y con muchas personas; pues, quien es [un hombre] peculiar, tiene que hacer también muchas cosas peculiares en determinados momentos y de muchos modos.

 

Maestro Eckhart. Tratados y sermones

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