He visto a muchos hombres entrar en los monasterios con un hambre ardiente y devoradora de Dios, de experiencia contemplativa. Y los he visto dejar el monasterio desorientados y frustrados por la misma intensidad de sus deseos no satisfechos. No hay esperanza más cruel que la esperanza vana de una satisfacción suprema, tan mal comprendida que resulta completamente imposible. No hay fracaso más terrible que el fracaso del corazón humano enloquecido por su deseo de un delirio místico. Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

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