Yo no podía sanar

Yo no podía sanar sino creyendo; pues la vista de mi entendimiento, agudizada y purificada por la fe, podía de algún modo enderezarse hacia tu verdad. Esa
verdad que siempre permanece y nunca viene a menos. Pero en ocasiones acontece que alguien, escamado por la experiencia de algún mal, queda temeroso y se resiste a entregarse al bien. Esta era entonces la situación de mi alma, que sólo creyendo podía ser curada, pero, por el miedo de exponerse a creer en algo errado, recusaba la curación y hacía resistencia a tu mano con la que tú preparaste la medicina de la fe y la derramaste sobre todas las enfermedades del mundo y pusiste en ella tan increíble eficacia.

San Agustín. Confesiones

Comentarios

Entradas populares de este blog

La alegría