Es cierto

Es cierto que con toda firmeza creía yo que tú, Señor y creador de nuestras almas, de nuestros cuerpos y de todo cuanto existe, eras incontaminable e invariable y en ninguna manera mudable; pero, fuese lo que fuese, no creía tener que investigar la naturaleza del mal en forma que me viera forzado a tener como mudable al Dios inmutable; para no convertirme yo mismo en el mal que investigaba. Mi investigación se basaba en la absoluta seguridad de que era falso lo que decían aquellos de los que con toda su fuerza huía mi ánimo, pues los veía llenos de malicia mientras investigaban la naturaleza del mal; pues creían que tu sustancia era más capaz de padecer el mal que no ellos de cometerlo. Ponía pues todo mi empeño en comprender lo que oía decir a algunos, que en el libre albedrío de la voluntad humana está la causa de que hagamos el mal y que cuando lo padecemos es por la rectitud de tus juicios. Sin embargo, no conseguía ver esto con entera claridad.

San Agustín. Confesiones

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