No descubras
No descubras tu corazón a cualquiera (Eclo., 8, 22), mas comunica tus cosas con el sabio y temeroso de Dios. Con los jóvenes y extraños conversa poco. Con los ricos no seas lisonjero, ni estés de buena gana delante de los grandes. Acompáñate con los humildes y sencillos y con los devotos y bien acostumbrados, y trata con ellos cosas de edificación: No tengas familiaridad con ninguna mujer más en general encomienda a Dios todas las buenas. Desea ser familiar a sólo Dios y a sus ángeles, y huye de ser conocido de los hombres.
Thomas Kempis. De la imitación de Cristo o menosprecio del mundo
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