Claro vi

Claro vi entonces que tú corriges al hombre por sus iniquidades e hiciste a mi alma secarse como una araña (Sal 38, 12). Y me dije: "¿Acaso es inexistente la verdad por no difundirse por los lugares del espacio?". Y tú desde lejos me respondiste: Muy al contrario, yo soy El-Que-Es (Ex 3, 14). Esta palabra la oí muy adentro del corazón y no había para mí duda posible. Más fácilmente podría dudar de mi propia existencia que no de la existencia de la Verdad, pues ella se nos manifiesta a partir de la inteligencia de las cosas creadas (Rm 1, 20).


San Agustín. Confesiones

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