Esta Alma anonadada tiene un conocimiento interior tan grande en virtud de la fe y se encuentra tan ocupada en mantener en ella lo que Fe le administra del poder del Padre, de la sapiencia del Hijo y de la bondad del Espíritu Santo que nada de lo creado permanece en su recuerdo, sino que pasa brevemente, a causa de esa otra ocupación que envuelve el entendimiento de esta Alma anonadada. Esta Alma ya no sabe obrar, pero está suficientemente excusada y eximida por creer que Dios es bueno e incomprensible. Se salva por la fe sin obras, porque la fe sobrepasa toda obra, como Amor mismo atestigua. El espejo de las almas simples. Margarita Porete

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