¡Oh, Amor! —dice Razón—, nombrad a esta Alma por su verdadero nombre, dad algún conocimiento a los activos. Amor: Puede ser nombrada —dice Amor— por doce nombres, a saber: La muy maravillosa. La no conocida. La más inocente de las hijas de Jerusalén. Aquella sobre la que se fundamenta toda la Santa Iglesia. La iluminada de conocimiento. La ornada de amor. La viva en alabanzas. La en todo anonadada por humildad. La pacífica en estado divino por divina voluntad. Aquella que nada quiere sino la divina voluntad. La totalmente plena y satisfecha de bondad divina por obra de la Trinidad. Su último nombre es: Olvido. Estos doce nombres le da Amor. El espejo de las almas simples. Margarita Porete

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