Durante años, fluctuamos entre estados de sufrimiento y estados de consolación venida de lo Alto. Estos vaivenes educan nuestro espíritu y lo capacitan para nuevas formas de pensar y de percibir el Ser en general. Una sistematización racional es posible, hasta cierto punto, en la teología académica; pero nunca y de ningún modo con las palabras vivas que tratan de la auténtica vida de nuestro espíritu.

La Oración, experiencia de eternidad. Archimandrita Sophrony

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