El principio....

El principio de toda mala tentación es la inconstancia del ánimo y la poca confianza en Dios. Porque como la nave sin timón la llevan a una y otra parte las olas, así el hombre descuidado y que desiste de su propósito es tentado de diversas maneras. El fuego prueba el hierro, y la tentación al hombre justo.
Muchas  veces  no  sabemos  lo  que  podemos;  más  la  tentación  descubre  lo  que  somos. Debemos,  pues,  velar  principalmente  al  venir  la  tentación;  porque  entonces  más  fácilmente  es vencido el enemigo cuando no le dejamos pasar de la puerta del alma y se le resiste al umbral luego que toca. Por lo cual dijo uno: Atajar al principio el mal procura; si llega a echar raíz, tarde se cura; porque primeramente se ofrece al alma el pensamiento sencillo; después, la importuna imaginación; luego, la delectación y el torpe movimiento y el consentimiento. Y así se entra poco a poco el maligno enemigo, y se apodera de todo, por no resistirle al principio. Y cuanto más tiempo fuere uno perezoso en resistir, tanto se hace cada día más flaco; y el enemigo contra él más fuerte.

Thomas Kempis. De la imitación de Cristo o menosprecio del mundo

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