historia de la mística

Algunas drogas como la mescalina parecen que son capaces de llevar a experiencias místicas de una manera mucho más fácil y excitante. Pero la mística cristiana auténtica supone un largo periodo de esfuerzo ascético y moral antes de alcanzar el fin de la unión con la unidad, con el Absoluto. Sólo la enseñanza de Cristo ha puesto el más fuerte acento sobre el amor mutuo, y de hecho esto es mucho más difícil, aunque menos espectacular, que todo otro tipo de prácticas o drogas. 
Cristo  no nos pide que alcancemos un estado en el que ya no percibamos ninguna diferencia entre nosotros y todo lo demás que existe. Este estado es inconcebible para un cristiano.
Cristo nos pide mucho más: que reconozcamos plenamente la existencia distinta de nuestros prójimos, con todos sus defectos, hasta con su hostilidad hacia nosotros, y que los amemos como lo s ama el mismo Dios. Pero es imposible guardar este mandamiento sin la ayuda divina:  " yo rogaré al Padre, dijo Cristo a sus discípulos, y os dará otro abogado que estará con vosotros para siempre: el espíritu de verdad que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros y está en vosotros. Aquel día conoceréis que yo estoy en mi padre, y vosotros en mí y yo en vosotros "
 (Jn14,16-20)
Hilda Graef. Historia de la mística 

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