El alma que se conoce

 El alma que se conoce asimismo tiene todavía necesidad de saber si está muy ávida de gloria, o poco o nada en absoluto. Esto lo puede colegir ella comprobando si se complace en las alabanzas mucho, medianamente o nada en absoluto, y si en las injurias se entristece bastante, poco o nada en absoluto. Pero incluso en el dar y el recibir se refleja el alma que se conoce a sí misma: si lo que reparte y ofrece lo reparte y lo ofrece con un sentimiento de comunicación y como quien se complace en que haya igualdad entre los hombres, o bien, como dice aquel, con tristeza y por obligación, o cuanto menos buscando el agradecimiento de los que reciben o de los que se enteran. 

Orígenes. Comentario al cantar de los cantares

Comentarios

Entradas populares de este blog

La alegría