Según la espiritualidad benedictina
Según
la espiritualidad benedictina, se describe la meta del camino espiritual como
«caminar en la presencia de Dios»”. Pero, como vivimos intensamente en el
pasado y en el futuro, debemos aprender a permanecer en el presente. Estar
constantemente atentos al presente nos llevará a la presencia de Dios.
En
nuestro caso contemplar significa dirigir la atención a la percepción de las
manos y, a través de ellas, a la percepción del presente. Se trata de
contemplar en dirección al núcleo sano, a la presencia de Dios. Nos vamos
internando en lo más profundo, en el estrato profundo que nos hace padecer.
Para mantenernos en contemplación debemos permitir y tolerar ese sufrimiento.
Pero lo que se padece así, con la vista fija en Dios es redimido. No vuelve
más. Del núcleo sano nos vendrá tanta luz y tanta fuerza, que hallaremos coraje
para seguir adelante.
Dios
existe. Está dentro de ti, en tu presente, en la realidad que te rodea. En Él
vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Nos habla en nuestro interior, el
reino de Dios está dentro de nosotros. No solo habla con palabras humanas, nos
habla a través del silencio, a través del ser que no puede expresarse con
palabras. Su palabra viva es la realidad misma. Si penetramos nuestra realidad
nos encontramos con Él en forma directa.
Franz
Jalics SJ. Ejercicios de contemplación.
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