Sentí real el pálpito
de tu oscura impresencia.
Supe que estabas.
Te busqué.
Ardía lento el fuego en los rincones
más secretos del ciego laberinto.
No busqué la salida, la imposible
salida.
Te buscaba.
Manifiéstate,
dije, sintiendo repentino
que ya lo habías hecho en el latido
de lo no manifiesto.
José Ángel Valente . Limos del verbo
Renovaos en la mente y en el espíritu
Para tender a la perfección , hay que revestirse del Espíritu de Cristo. Vicente de Paúl
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