Del mismo modo que la luz de la fe es oscuridad para la mente, así también la actividad sobrenatural suprema de la mente y la voluntad en la contemplación y el amor infuso, al comienzo nos parece inactividad. Por eso nuestras facultades naturales están angustiadas e inquietas. Y por eso se niegan a permanecer en silencio. Quieren ser los únicos principios de sus propios actos. Pensar que no pueden actuar según su impulso espontáneo les ocasiona un sufrimiento y una humillación que les resulta difícil de soportar.
Pero la contemplación nos eleva por encima de la esfera de nuestras capacidades naturales.
Cuando viajamos en un avión a baja altura, nos damos cuenta de que vamos a alguna parte: pero cuando estamos en la estratosfera, perdemos toda sensación de velocidad, aunque ésta sea siete veces mayor.
Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación
Renovaos en la mente y en el espíritu
Para tender a la perfección , hay que revestirse del Espíritu de Cristo. Vicente de Paúl
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