El abandono en Dios resulta necesario para que nadie se apoye en sus propias fuerzas, sino que continúe en el seguimiento del Señor en su ascensión al Gólgota, la montaña más elevada de todas espiritualmente. Aunque semejante intento sea insuficiente, regenera al hombre y le da fuerzas renovadas para alcanzar su semejanza con Cristo. La Oración, experiencia de eternidad. Archimandrita Sophrony

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