Sé, además, que a medida que tu corazón vaya creciendo en pureza de espíritu, estará menos dominado por la carne y más íntimamente unido a Dios. Él te verá más claramente y tú serás una fuente de delicias para él. Su visión, por supuesto, no queda literalmente afectada por esto o por aquello, pues es inmutable. Lo que trato de decirte es que cuando tu corazón se haya transformado por la pureza de espíritu, se hará connatural a Dios, pues él es espíritu.

La nube del no saber. Anónimo

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