Abrirme al misterio
Abrirme al misterio,
aunque ello suponga un previo abrir mis hondas grietas.
Callar, dejarme dictar por el susurro silencioso, doloroso, y, a la vez, liberador.
Vaciarme, para dejar paso a la escucha,
al dictado del que en todo se trasciende.
Y tropezarme con el sentido de vivir.
Rafael Redondo. El brotar de un asombro
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