Las emociones

Quienes piensan que su oración tiene que culminar siempre en un estallido de emoción caen en uno de los dos errores que describimos a continuación: o bien descubren que sus emociones se vuelven secas y su oración parece sin fruto y, como consecuencia, sacan la conclusión de que están perdiendo el tiempo y renuncian a esforzarse, con el fin de satisfacer su ansia de sensaciones de otro modo; o bien pertenecen a la categoría de aquellas personas cuyas emociones son inagotables, porque casi siempre pueden llorar en la oración, les resulta muy fácil producir sentimientos de fervor, con sólo desearlo, un poco de concentración y el esfuerzo adecuado. Pero esta forma de éxito es peligrosa. La versatilidad emocional constituye una ayuda al comienzo de la vida interior, pero cuando se avanza en ella puede ser un obstáculo para el progreso.
Si nuestra oración acaba siempre en el placer sensible y en una consolación interior, corremos el riesgo de quedarnos en estas cosas que no son en modo alguno el final del camino. 

Thomas Merton OSB. Nuevas semillas de contemplación

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